Demuestra buena actitud ante las
dificultades porque tu destino es de bien, aunque el proceso sea difícil.
La Palabra nos habla de David cuando aún no era rey de Israel y huyó a una
cueva donde se convirtió en jefe de un grupo de perseguidos, endeudados y
amargados. ¡Imagina qué maravilloso panorama para un hombre a quien se le había
profetizado gobernar un reino! Ante esa circunstancia poco alentadora, David
pudo desmotivarse y renegar diciendo: ¡Esto no es un castillo y estas personas
no son el séquito que esperaba! Sin embargo, no lo hizo porque la promesa era
que sustituiría a Saúl y puso su mirada en ese objetivo dado por Dios, sin
importar lo que sus ojos veían en ese momento. Muchas veces nos sucede igual
cuando nos sentimos como en una cueva oscura pero debemos sobreponernos y
confiar en Dios.
La historia del nacimiento de Jesús nos muestra otra situación adversa que no
fue un límite porque la promesa era más grande que la realidad de ese momento.
Ahora no hablamos de un rey terrenal como David, sino del Rey Celestial quien
tuvo que superar circunstancias adversas desde su nacimiento en un pesebre. Fue
difícil, pero ese no era el destino para Jesús, sin embargo, debió afrontarlo.
Si Él fue capaz de hacerlo, ¿porqué nosotros a veces nos quejamos tanto cuando
debemos enfrentar adversidades?
No había una cuna de oro esperando a Jesús y tampoco había un trono esperando a
David, pero ambos estaban convencidos de que esas circunstancias adversas eran
pasajeras ya que el objetivo principal era glorioso. No hagas de tu principio
el final anticipado, no seas fatalista, aprende a diferenciar el camino del
destino y aprécialo para que te ayude a formar el carácter de un vencedor. Si
te graduaste con honores de mercadólogo y te ofrecen un puesto como vendedor,
acéptalo y esfuérzate, aunque creas que estás preparado para asumir una
gerencia porque todo implica un proceso y debes probar que tienes el carácter
para asumir los retos.
Las dificultades son inevitables y debemos superarlas. Jesús nació en un
pesebre, pero no se quedó allí. Tú debes decir convencido: “No me quedaré en la
circunstancia difícil, Dios me sacará de esto si demuestro que tengo buena
actitud”. Afronta las dificultades con optimismo y fe. Hacerlo forma tu
carácter para que disfrutes de la bendición en el momento que la recibas.
Tus metas y las promesas del Señor deben estar por encima de lo negativo que
puedas vivir en este momento, no te distraigas, concéntrate en lo bueno para
que lo malo pase rápido. Lo importante no es dónde nacimos sino lo que hacemos
con nuestra vida y lo que logramos antes de morir. Algunos dicen: “Yo no pedí
nacer, ¿porqué nací?” ¡No reniegues más! Estás vivo y debes hacer algo bueno
con ese regalo que Dios te dio. Deja de blasfemar porque sufriste la pérdida de
un ser querido, porque has sido víctima de la violencia, te han robado o
mentido. Aprendamos a superar la adversidad con la actitud correcta,
convencidos de que estamos pasando por el pesebre para llegar al trono.
Si quieres que las gracias de Dios te acompañen debes crecer, fortalecer tu
espíritu y tu cuerpo, tal como Jesús lo hizo en el desierto, donde ayunó y
superó la tentación. Ese fue otro paso más en el proceso, pero tampoco era su
destino.
Luego, Jesús tuvo que afrontar una nueva situación difícil cuando el pueblo
escogió que liberaran a Barrabás y no a Él. Seguramente el sentimiento de
rechazo fue terrible luego de haberles hecho tanto bien y que ellos
¡prefirieran liberar a un asesino! ¿Dónde estaban los 10 leprosos, la mujer a
quien salvó de morir apedreada y tantos otros? Todos tuvieron miedo, pero era
parte del plan divino. Satanás deseaba que el corazón de Jesús se llenara de
amargura porque de esa forma hubiera pecado, el proyecto de salvación se
echaría a perder y no hubiera sido promovido a la derecha del Padre, pero Él no
cayó en la tentación. Incluso clavado en la cruz, dijo al Padre: “Perdónalos
porque no saben lo que hacen”. ¡Ese es nuestro líder y debemos imitarlo!
Satanás tratará de impedir que crezcas como buen cristiano y buscará que tu
corazón se llene de rencor porque alguien te rechazó, pero no lo permitas. Sin
importar lo que suceda, pídele fortaleza a Dios para superar el rechazo y el
dolor.
No te quejes de los problemas, alaba al Señor y pon tu mirada en Él. Cuando
pases tiempos difíciles, piensa con fe: “Este no es mi destino, es sólo el
camino y el Señor me ayudará”. Las cosas desagradables suceden aunque seamos
buenos, Jesús no había hecho nada malo para merecer un sufrimiento como el que
padeció, sin embargo lo soportó porque la promesa era más grande que la
dificultad.
No tengo explicación para el proceso que estás viviendo, pero puedo decirte que
la actitud correcta es la que te ayudará a obtener buenos resultados. El
pesebre, la cueva o el desierto no son nada frente a Sus promesas ya que serás
puesto en el lugar que te ha preparado. Confía en la fortaleza que te dará,
aprovecha el camino que ha puesto frente a ti y que te llevará a cumplir tu
destino.
1 Samuel
22:1-2 relata: Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando
sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se
juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos
los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo
consigo como cuatrocientos hombres.
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