febrero 07, 2015

LA GRACIA, LA MISERICORDIA Y EL AMOR DE DIOS

los tres atributos están relacionados entre sí y aún podríamos decir que el último que tratamos, la bondad de Dios, tiene cabida también por cuanto ya consideramos que estaba íntimamente ligado a su misericordia. En realidad no es algo nuevo que los atributos divinos estén estrechamente vinculados porque todos le pertenecen por igual y su ejercicio no es por separado sino que es la acción de un ser tripersonal que los ejecuta por igual de manera soberana. Pero para nuestra reflexión necesitamos examinarlos por separado, aunque la tarea de considerarlos en una sola predicación escapa de nuestra capacidad y reconozco que es una temeridad pretender abarcar los tres dada su importancia y trascendencia. 

SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO

  1. La gracia de Dios (Ef. 1: 3-7)
    De momento nos limitaremos a la gracia redentora y después diremos algo de la "gracia común". Por tanto, empezamos señalando que es la perfección del carácter divino ejercida para con los elegidos o salvos. Esta gracia es ofrecida a todos los hombres, pero sólo es efectiva o actúa para los redimidos; en última instancia, pues, es sólo para los elegidos. En esto se distingue de la misericordia o gracia común, porque ésta es sobre todas las criaturas (Sal. 145:9). La gracia redentora es la única fuente de la cual emana la buena voluntad, el amor y la salvación de Dios para sus escogidos, siendo por tanto, una gracia especial. Así, la podemos definir como el favor soberano y salvador de Dios, ejercido en la concesión de bendiciones a los que no tienen mérito propio, y por las que no se les exige compensación alguna. Podríamos ir aún más lejos y decir que es el favor que Dios muestra no sólo a los que no tienen méritos en sí mismos, sino que además merecen la condenación eterna. La gracia no puede ser comprada, lograda ni ganada porque dejaría de ser gracia.

    1. Características de la gracia.
      La gracia divina tiene tres características pirincipales: En primer lugar, es eterna (2 Ti. 1:9). Fue ideada antes de ser empleada, propuesta antes de ser impartida. Está claro que no son las obras la fuente de salvación, pues Dios nos dio su propio propósito de gracia en Cristo antes de que hiciéramos obras, antes de que naciéramos y pudiéramos hacerlas, más aún, antes de la historia, antes del tiempo, en la eternidad. Nuestra elección por gracia surge de manera misteriosa del beneplácito divino. En segundo lugar, es gratuita (Ro. 3:24). Nosotros no tenemos el más pequeño atisbo de mérito para hacerlo valer como fundamento de nuestra justificación ya que ésta es por la justicia de Dios fundada sobre la redención que es en Cristo Jesús. En tercer lugar, es soberana (Ro. 5:21, He. 4.16). Si la gracia reina es que está en el trono, y el que ocupa el trono es soberano. Al ser un favor inmerecido sólo puede concederse de manera soberana y nadie tiene derecho a reclamarla a Dios. Por eso el hombre religioso tiene tantos problemas para reconocer que todo lo que hace no sirve de nada ante la gracia de Dios.

    2. Manifestación de la gracia (Jn. 1:17, Tit. 2:11).
      Ésta se manifiesta en el Señor Jesucristo, por él y a través de él. Esto no quiere decir que Dios no hubiera obrado con gracia con anterioridad a la venida de su Hijo al mundo, sino que la gracia y la verdad fueron reveladas plenamente y declaradas perfectamente cuando el redentor vino a esta tierra y murió por los suyos en la cruz del Calvario. Además esta gracia fue manifestada para salvación a todos los hombres, pero sólo los que creen en él son salvos.

    3. Proclamación de la gracia (Hch. 20:24).
      Ésta es proclamada en el evangelio que es "piedra de tropiezo" para el judío que se cree justo y "locura" para el griego henchido de sabiduría propia. La razón es que en el evangelio no hay nada que halague el orgullo humano al proclamar que podemos ser salvos únicamente por gracia. Declara que fuera de Cristo, el don inefable de la gracia de Dios, la condición de todo ser humano es terrible y sin esperanza, ya que le aguarda la condenación eterna. El evangelio considera a los descendientes de Adán como pecadores caídos, merecedores de las penas eternas del infierno. Su única esperanza es la gracia que proclama. Si el pecador persiste en su actitud de agarrarse a su propia justicia frente a la gracia divina, el lugar que le espera no es otro que el lago de fuego y azufre. Su única esperanza es presentar las manos vacías para asirse de la gracia de Dios que el evangelio le anuncia.

    4. Aplicación de la gracia (Zac. 12:10).
      La gracia de Dios se hace realidad en nosotros por medio del Espíritu Santo. El Padre es la fuente de toda gracia; el Hijo es el único canal por la que fluye; el evangelio es el promulgador; el Espíritu es el dador o aplicador al usar el evangelio con poder salvador vivificando a los elegidos cuando están muertos, conquistando sus voluntades, ablandando sus corazones, abriendo sus ojos y limpiándoles de la lepra del pecado.

  2. La misericordia de Dios (Sal. 136:1).
    Ya nos hemos referido a ella como la "gracia común" a favor de todos los hombres y en la anterior exposición como un aspecto casi sinónimo de la bondad de Dios. Como no vamos a repetir lo que dijimos, lo que nos interesa conocer  es la diferencia entre gracia y misericordia. Ésta nace de la bondad de Dios, siendo su primera consecuencia su benignidad o merced, por la cual da liberalmente a sus criaturas el ser y la vida. La segunda consecuencia es su misericordia, la cual denota su inclinación a aliviar la miseria de las criaturas caídas y presupone la existencia del pecado. Necesitamos hacer una distinción triple si queremos comprender bien este tema.

    1. Una misericordia general (Sal. 145:9). Ésta es la que se extiende, no sólo a todos los hombres creyentes y no creyentes, sino también a la creación entera. Dios tiene compasión de la creación irracional en sus necesidades y las suple con la previsión adecuada (Hch. 17:25).

    2. Una misericordia especial (Mt. 5:45). Ésta es la que Dios ejerce en los hijos de los hombres, ayudándoles y socorriéndoles a pesar de sus pecados. A todos Dios les da lo que necesitan para vivir en este mundo: el sol y la lluvia sin distinción, juntamente con todolo demás. Pero esta misericordia es temporal porque se limita a la vida presente.

    3. Una misericordia soberana (Ro. 9:15). Ésta es la que hemos estado considerando y llamamos gracia, la cual está reservada para los herederos de la salvación y como hemos visto no es temporal sino eterna.
  3. El amor de Dios (1 Jn. 4:7-11) Cuando la Biblia quiere expresar la naturaleza de Dios lo hace de tres maneras: a) Dios es Espíritu (Jn. 4.24). Como en el griego no hay artículo indeterminado no se puede decir "Dios es un espíritu", b) Dios es luz (1 Jn. 1:5) en oposición a las tinieblas, c) Dios es amor. La ola de emocionalismo que nos invade ha hecho de este atributo una especie de debilidad afectuosa, una especie de indulgencia cariñosa, reduciéndolo a un sentimiento enfermizo, copiado de las emociones humanas. Para conocer mejor lo que el amor de Dios vamos a ver sus características principales.

    1. Es un amor esencial (Dt. 7:7-8). Con esencial o intrínseco queremos decir que no hay nada en nosotros que pueda provocar, atraer o impulsar su amor. El amor de Dios es gratuito, espontáneo e inmotivado. La única razón reside en su voluntad soberana (1 Jn. 4:19).
    2. Es un amor eterno (Jer. 31:3). No puede ser de otra manera porque él es eterno. Es algo grandioso que Dios nos haya amado antes de que existieran el cielo y la tierra que se escapa de nuestra compresión. Y cuando esto sucede, lo que debemos hacer es adorar.
    3. Es un amor soberano (Ro. 9:13). Como Dios es soberano no está obligado pararon nadie y nada le influye; obra como le gusta o como quiere de acuerdo a su voluntad.
    4. Es un amor infinito (Ef. 2:4). Aquí "su gran amor" es sinónimo de "de tal manera".Es un amor sobresaliente que no puede ser calculado porque sobrepasa todo entendimiento.
    5. Es un amor inmutable (Ro. 8:39). No está sujeto a cambios de carácter o vicisitudes de ningún tipo.  
    6. Es un amor santo (He. 12:6). No cierra los ojos al pecado, ni siquiera el de sus hijos. Su amor es puro sin mezcla de sentimentalismo sensiblero.
Conclusión. Estos tres atributos divinos nos llena de confianza en Dios. Solamente por la gracia de Dios podemos mantenernos firmes, sabiendo que la salvación que hemos recibido de él es eterna, nuestro pecado ha sido cubierto según sus insondables riquezas en Cristo Jesús de cuya cruz brota su favor inmerecido. Es por la misericordia de Dios hacia su pueblo  que nuestros pensamientos se elevan hasta los cielos (Sal. 103:11), porque ella es la que nos conserva, sostiene, perdona y provee, ya que nuestro Dios es el Padre de misericordias (2 Co. 1:3). Y qué diremos del amor de Dios que excede a todo conocimiento, manifestado en Cristo. La muerte de Cristo es la demostración más palpable de este amor hacia nosotros (Jn. 3:16). Si alguna vez dudamos del amor de Dios, volvamos nuestra mirada al Calvario y allí lo veremos expresado de manera inefable. Nuestro cántico bien podría ser este:
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febrero 06, 2015

HAY UN PROPÓSITO DE DIOS PARA SU VIDA

SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO
Efesios 1:11, 12

     Infinidad de personas en todo el mundo no encuentra hoy sentido a su existencia. Pasan los días sin pena ni gloria, lo que torna tortuosa su existencia. Incluso, a esa carencia de metas claras, lleva a un incremento progresivo de suicidios que encontramos en sinnúmero de países. ¿Hay acaso algún fin para cada día? Y el conjunto de nuestros años, ¿para qué?  Cuando vamos a las Escrituras encontramos que nuestro Padre celestial no hizo nada por accidente, sino con un propósito específico (Cf. Proverbios 16:4 a) Cuando tenemos clara esa perspectiva, entendemos que hay una misión que debemos cumplir y hacia el cumplimiento de ese fin o propósito, orientamos nuestra relación con Dios.


I. Dios nos creó con un propósito (Efesios 1:11, 12)

1. Desde el momento en que Dios creó el universo, tenía una misión específica para cada uno de nosotros (Cf. Proverbios 16:4 a)
1.1. En Cristo Jesús fuimos destinados a Salvación
1.2. Dios no improvisa; todo lo tiene cuidadosamente previsto (Jeremías 1:5, 10)

2. Cada detalle de nuestro cuerpo estaba contemplado en el plan de Dios desde antes de la creación del universo (Salmo 139:13, 15, 16)
2.1. Nacimos por Su voluntad
2.2. Fuimos creados con un propósito específico

II. No encontramos propósito para nuestra vida porque nos enfocamos en nuestras propias expectativas (Éxodo 2:11-15)
1. Nos asaltan múltiples interrogantes que nos roban la paz
1.1. ¿Qué quiero ser y hacer en esta vida?
1.2. ¿Qué debo hacer con mi vida?
1.3. ¿Cuáles son las metas que debo desarrollar?
1.4. ¿En qué metas y proyectos debo invertir cada día de mi vida?
1.5. ¿Qué sentido tiene nuestra existencia?


2. Puede que aquello en que estamos invirtiendo nuestra vida nos parezca apropiado, pero quizá no sea la voluntad de Dios (Proverbios 21:2)

III. Cuando estamos en el plan de Dios, encontramos propósito para nuestra vida (Éxodo 3:1-12)

1. Cuando nos dejamos encontrar y tratar por Dios, Él nos revela su propósito para nuestra vida.

2. Encontrar propósito a nuestra vida, parte de someternos a Ël (Mateo 16.24-26)

3. Es hora de dejar de luchar en nuestras fuerzas y rendirnos ante Dios para que cumpla Su propósito en nosotros.

Conclusión:
 
     Es necesario que identifiquemos, con ayuda de Dios, cuál es nuestro propósito en la vida; de esa manera no caeremos en la dispersión de esfuerzos. Cuando estamos en Su voluntad, encontramos un norte y cuanto realizamos, fructifica. Esa es la importancia de movernos alrededor del plan original de nuestro Padre celestial para cada uno de nosotros. ¿Ya encontró el propósito para su vida?
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LA FUERZA TRANSFORMADORA DEL PERDÓN

 Lucas 6: 27-36 y Mateo 18: 21, 22
SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO

     Quien odia, vive en una cárcel permanente que le impide disfrutar una vida plena. El resentimiento le persigue como una sombra donde quiera que vaya. No siente paz. Y si, además, encuentra cerca a la persona causante de su dolor, la agonía personal y espiritual será mayor, porque deseará cobrar venganza por el daño que le causaron. La única salida  a ese estado desesperado, es abrirle las puertas de su vida a Dios para que sea Él quien le de esa fuerza poderosa y transformadora para perdonar. Dios sí puede y quiere hacerlo.


I. La fuerza del perdón cambia la vida (v. 27-31)


1. Cambiar nuestra concepción y sentimientos hacia los enemigos
            a. Amen (v. 27 a)
            b. Hagan el bien (v. 27 b)
            c. Bendigan (v. 28 a)
            d. Oren (v. 28)

2. Detrás del poder hay un poder eficaz, así no lo entendamos (v. 29, 30)
            a. Paz para nuestra alma
b. No podemos esperar que el mundo cambie si no comenzamos
c. Nosotros primero ese cambio (v. 31)

II. La fuerza del Perdón agrada a Dios (v.32-35)

1. Amando al prójimo testimoniamos nuestra fe (. 32, 34)
            a. Perdonar no es una opción sino una obligación (v 35 a)
            b. Si no perdonamos, transgredimos la Ley de Dios (v. 36)

2. Amando y perdonando al prójimo, recibimos bendiciones (v. 35 b)
            “... y será grande vuestro galardón...”

III. Si la fuerza del perdón proviene de Dios, será ilimitada (Mateo 18:21, 22)
1. Si limitamos el perdón, limitamos a Dios (v. 21)

2. Dios nos ofrece la capacidad de perdonar siempre (v. 22)

Conclusión:

     Científicos han atribuido al odio y al rencor, múltiples enfermedades, muchas de las cuales se manifiestan en el cuerpo. Y lo más sorprendente, cuando el enfermo perdona, su afección desaparece con mayor eficacia que si hubiese recibido la dosis del mejor antibiótico disponible en el mercado. Perdonar trae bien a nuestras almas y nos acerca a Dios, quien por amor y para perdonar al mundo, envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz.   
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AMISTAD Y PERDON

Cuando Jesús dijo a los suyos: "En esto reconocerán que sois mis discípulos: si tenéis caridad unos con otros" (Jn. 13, 35) dejó un mandato que señala claramente a sus seguidores un modo de obrar. Nadie está excluido del amor de un cristiano, pues se trata de un amor que sabe perdonar, comprender, convivir en cualquier situación, incluso en las más difíciles.
SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO
       La amistad perfecta sólo se puede dar en la vida eterna; en esta vida, incluso entre los amigos más íntimos, se dan incomprensiones y ofensas. Si la amistad es honda, el perdón es rápido y se olvida el agravio o el roce; sí la amistad es débil, en cambio, cuesta perdonar. Por ello se puede decir que sólo es posible una amistad honda cuando se está dispuesto a perdonar siempre. Un hombre que no sabe perdonar, no sabe amar.

     Tanto cuando se perdona como cuando se recibe el perdón, los lazos de amistad se estrechan. Esto no quiere decir que el amigo tenga que ser ciego ante los defectos del otro, sino que su amor le llevará a ayudarle a superarlos. La meta es considerar a los demás como otro yo y a Cristo -amigo- en los amigos. Así se puede realizar el ideal cristiano: perdonar siempre.


JESUCRISTO PREDICA EL PERDON Y LA COMPASION


    La enseñanza de Jesús en este punto se condensa en la oración del Padrenuestro: "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores", No sería lógico recurrir a la misericordia divina después de haber negado el perdón a otro.

    Cuando San Pedro pregunta al Señor: "¿Cuántas veces he de perdonar a mi hermano si peca contra mí?.¿Hasta siete veces? Dícele Jesús: No digo yo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" (Mt. 18, 21-22), es decir, se debe perdonar siempre. Después, Jesús les expuso la parábola del siervo a quien se le perdona una deuda muy grande y, sin embargo, él no fue capaz de perdonar una muy pequeña y por su actitud, que desagrada a Dios y a los hombres, recibirá un gran castigo. Jesús concluye la parábola diciendo: "Así hará con vosotros mi Padre celestial si no perdona cada uno de corazón a su hermano" (Mt. 18, 35)

      En las Bienaventuranzas resume Cristo el modo cómo ha de actuar el cristiano si quiere alcanzar el perdón de Dios: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt. 5, 7)

    Cuando los discípulos de Juan el Bautista le preguntan sobre si es el Mesías, Jesús les remitirá a los hechos: "Id y comunicad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados" (Lc. 7, 22) Estas curaciones y su cuidado por los necesitados, no solamente son el cumplimiento de las profecías, sino que muestran su compasión.

Jesús perdona


     Jesús perdona muchas veces los pecados. Dice de sí mismo que no ha venido a juzgar sino para salvar (cfr. Jn. 12, 47) De acuerdo con ese amor perdona los pecados del paralítico de Cafarnaúm y después lo cura para demostrar que realmente puede perdonar los pecados (cfr. Lc. 5, 17-20) Perdona a la pecadora diciendo: "están perdonados sus muchos pecados, porque amó mucho" (Lc. 7, 36-50) También perdona a la mujer adúltera cuando todos la condenan sin piedad (Jn. 8, 1-11) El momento más impresionante en que se manifiesta su perdón es cuando perdona a los que le están crucificando: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lc. 23, 34)

     El perdón que Jesús da es siempre principio de una nueva vida para los perdonados. Es un perdón que reconstruye la vida del pecador. Restituye al hijo pródigo en su posición de hijo: "Pronto, traed la túnica más rica y vestídsela, poned un anillo en su mano y unas sandalias en sus pies" (Lc. 15, 22)

Jesús se compadece


     Nunca cerró el Señor su corazón a las angustias de los hombres. La mayoría de los milagros que hizo fueron curaciones, movido por compasión ante el sufrimiento humano. Esto es muy notorio en la resurrección del hijo de la viuda de Naím, pues Jesús, al ver llorar a aquella mujer, "se compadeció de ella, y le dijo: No llores", luego resucitó a su hijo (Lc. 7. 11-17) Igualmente, al ver llorar a María y sus amistades por Lázaro, "se conmovió hondamente... y lloró Jesús" (Jn, 11, 35)

      Esta compasión no se da sólo ante el dolor de la enfermedad o la muerte, pues llega a su causa: el pecado. Por eso lloró sobre Jerusalén ante la dureza de corazón de los judíos y su incredulidad, y porque sobre ellos y su Templo sobrevendrán grandes desgracias (Lc. 19, 41-43)

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DE ESCLAVO A CONQUISTADOR

El Dios de paz está contigo para que no haya nada que te arrebate Su bendición y fuerza.

SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO
     Hace un tiempo pensé en una conversación que podría tener cierto hijo con su padre. En esta conversación el hijo, con lágrimas en los ojos, le preguntaba: ¿Por qué vivimos esta pobreza? ¿Dios se olvidó nosotros? Estas son preguntas que se hace alguien agobiado por la esclavitud y las limitaciones, tal como sucede ahora con familias que viven con deudas, enfermedad y la opresión del mismo diablo sobre sus vidas.

     El libro de Jueces 6:1-18 nos relata la historia de Gedeón, un joven que junto a su familia y el pueblo de Israel, vivía esclavo de los madianitas pero fue escogido por Dios para liberarlos. Este joven fue confrontado por el Señor y al escuchar Su voz se preparó para ofrendar porque estaba cansado de la situación de esclavitud y pobreza.

     Este período de sometimiento inició porque el pueblo desobedeció a Dios e insistió en buscar dioses falsos. Justo como sucede en este tiempo cuando seguimos en la necedad, dándole espacio en el corazón a lo que no es Su voluntad.

    Ellos eran pobres porque los madianitas se llevaban sus cosechas. Algunos sufren lo mismo, cosechan para otros y el dinero que ganan con esfuerzo se va al bolsillo de sus acreedores. El pueblo de Israel era sometido por el devorador. Hay personas que trabajan para pagar la tarjeta de crédito porque están esclavizados por las deudas. Otros tienen sólo para pagar doctores y medicinas porque los esclaviza la enfermedad. El precio de obedecer es bendición y la esclavitud es consecuencia de ser rebelde. Si dejas de cumplir la Palabra te arriesgas a caer en manos del devorador.

La esperanza inicia con la confrontación y la ofrenda

     El corazón de Gedeón es como el de muchos de nosotros y las cosas empiezan a cambiar cuando hay una confrontación entre lo que sabes de Dios y lo que vives. La insatisfacción de no vivir junto al Señor y caminar en nuestras fuerzas provoca esa confrontación que nos hace voltear a ver Su rostro y cambiar de actitud.

    Gedeón era el menor de su familia y el más pobre pero Dios encontró en su corazón la voluntad de levantarse. Él quiere encontrar un hombre que tenga esa misma voluntad de salir de adelante y esté dispuesto a pagar el precio porque ya se hartó de que le roben sus cosechas. Cuando digas “ya no más esclavitud y pobreza”, cuando definas tu vida y decidas vivir como Dios manda, sucederá el cambio radical porque  tu corazón puede ser tan fuerte como lo decidas. Deja de vivir ese ciclo negativo de avanzar y regresar, consagrarte y volver al mundo. Aprende a someter las cosas de la carne y dale prioridad a las del espíritu para que la bendición llegue.

    La ofrenda es importante y Gedeón lo sabía, por eso se esforzó y dio algo que significó un gran sacrificio porque la fuerza de su corazón le hizo recordar que había un altar de por medio cuando Dios hacía algo con sus ancestros. No temas cuando sea el momento sembrar. La duda  otorga espacio al matador que esclaviza. Los cristianos que viven en temor conocen la Palabra pero no la practican y corren el riego de ser tragados por el devorador.  Tú eres como Gedeón en tu familia y debes darle libertad a los tuyos.

     Dale gracias al Padre por Su palabra que guía y abre nuestros ojos a la revelación. Preséntale tu espíritu que está listo para recibir la semilla incorruptible que te dará fuerza para ver realizadas Sus promesas.  Invoca al Señor para que venga a tu vida y la llene. El Dios de Gedeón y nuestros padres está junto a ti, en tu casa, con tus hijos.

    Vence los temores, batalla contigo mismo y libérate de toda carga para que la langosta no se lleve lo tuyo.  Niégate a vivir alejado de Su Palabra, permite que te use como lo hizo con Gedeón. Asume la responsabilidad y cubre a tu familia con Su poder. No tengas miedo y toma autoridad para confundir a tus enemigos que saldrán huyendo porque en ti habita el Señor que le enseñó a Gedeón a ser más que vencedor.

    ¡Pelea tu batalla! Shalom, el Dios de paz está contigo y te dará la victoria.
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ANTICIPANDO MI VICTORIA

Habla palabras de bien y confía en tu capacidad para triunfar, tal como Dios lo hace.

Salmista y Adorador: Wilver Santoyo

      Luego de la muerte de Moisés, Dios le habló a Josué para que guiara al pueblo a la Tierra Prometida. No le dijo que hiciera luto o que se deprimiera, al contrario, le dijo ¡levántate y haz la obra! Porque Él lo acompañaría de la misma forma que estuvo con Moisés (Josué 1:1-5).  Muchas veces nos estancamos porque hay cosas que mueren  y nos deprimen. Puede ser una persona querida o un sueño que no se ha cumplido. Esto sucede porque al proponemos hazañas, los enemigos se levantan y debemos anticiparnos positivamente a la victoria. Así que tendrás que pelear la buena batallo contra ellos y vencer para la honra de tu Señor.

     Deja de lamentarte y levántate porque Él te ayudará pero tú debes tomar acción en Su nombre. Dios también le dijo a Josué que nadie podría hacerle frente en todos los días de su vida. Esto significa que tendría que afrontar dificultades pero que triunfaría. Se anticipó a la victoria, tal como debemos hacerlo nosotros.

     Romanos 8:31 dice que nadie se atreverá a estar contra nosotros creyendo que puede vencernos. Así que debemos preguntar: “¿Si Dios es por mi, quién contra mi?” Y la respuesta es: “Ni Satanás puede contra nosotros”.  Entonces, debemos analizar algo importante. Sabemos que Dios no nos abandona, pero lo crucial es tener la certeza de que nosotros mismos no nos abandonaremos.  Es decir, confiaremos en nuestras capacidades y nos motivaremos a vencer.  Solamente de esa forma estaremos realmente con Dios. Parece algo confuso, pero es sencillo: Si Dios está contigo y tú no estás contigo, entonces no estás con Dios. La solución es cuidarte, valorarte y motivarte para hacer proezas. Nadie más que tú puede encontrar la voluntad para luchar y vencer. Quiérete, valórate y enfrenta la vida convencido de que lograrás grandes proezas.  No te abandones a la depresión y la tristeza, toma carácter, enfrenta la vida. Eres valioso, por eso Dios dice que está contigo. Si Él te valora, tú también debes valorarte. Si Dios está contigo, tú también debes estar contigo para estar con Él y lograr la victoria.

     Debes anticiparte a tu victoria. Sólo las guerras planeadas son las que se ganan. No puedes pensar en superarte si te abandonas. Contágiate del “síndrome de persecución positiva”. Deja de pensar que nadie te quiere, mejor levántate pensando que algo bueno te sucederá, que alguien está pensando bendecirte y así será.

     Hebreos 13:7 nos pide recordar a nuestros pastores, imitar su fe y considerar el resultado de sus conversaciones. Esto nos hace reflexionar en lo importantes que son las palabras. Pueden levantarnos o hundirnos, por lo que debemos tener cuidado con lo que decimos y escuchamos. La vida se compone de acciones y palabras. Un hijo y un discípulo aprender del ejemplo y de los consejos, por eso es necesario que cuidemos lo que hacemos y decimos.

     Dios espera que nos anticipemos a la victoria con nuestras palabras. Él, con Sus palabras anticipó la victoria de Josué y también la de Gedeón a quien le dijo: “Ve con esa tu fuerza y derrotarás a los madianitas”. Se refería a la fuerza que Gedeón expresaba con sus palabras, aunque eran de duda y temor. Si Dios con Su Palabra anticipa la victoria, nuestras palabras deben afirmarla. Sus palabas y las nuestras deben ser las mismas. Por favor, no te anticipes a tu fracaso, habla sólo de victorias, sé tu mejor aliado porque suficientes enemigos tendrás que vencer como para ser tu propio verdugo. Debes decir: “Soy capaz, lo lograré, Dios está conmigo y yo también estoy de mi lado”.

     Habacuc 3:17-19 nos da un buen ejemplo de un hombre que anticipa su victoria. Dice que se gozará en el Señor aunque la higuera no florezca, no den fruto las vides y olivos, y no haya ovejas o vacas. Dice: “Dios es mi fortaleza y me hace andar en MIS alturas”. Este hombre habla de un probable futuro de escasez, pero su presente es de abundancia. Se anticipa a la crisis y dice que sin importar lo que deba enfrentar, siempre se gozará en Dios quien lo levanta. Al decir que lo hace andar en sus alturas, está afirmando que no nació para estar abajo, sino arriba. Hay pensamientos que te hacen creer que naciste para estar abajo, pero estás equivocado. No aplastes tus propias alturas, las que el Señor te ha otorgado. No hagas caso de las palabras que intentan hundirte. 

     En otras palabras, Habacuc dice: “Aunque algo me falte -que no sucederá-,  me esforzaré en el Señor, me alegraré en Él y me levantaré”. ¡Eso es anticipar la victoria! Debemos  hablar de que tendremos alegría en medio de la crisis porque la tristeza seca los huesos, pero el gozo del Señor es nuestra fortaleza. Gozarnos en cualquier situación no significa resignarnos y cantar, sino demostrar que estamos convencidos de que Sus promesas son más grandes que los problemas.

      Cada vez que te sientas abatido, párate frente al espejo y repite el Salmo 27:13-14: “No desmayaré, me esforzaré y esperaré en Jehová”. Además, expresa: “también confío en mí, porque Él confía en mí”. Las mejores palabras deben salir de tu boca, no para adularte, sino para motivarte. La fórmula para no desmayar es creer en Sus promesas, no en lo que ven tus ojos. Deja de quejarte, entrégale tu vida al Señor para que te enseñe a confiar en Su Palabra y en tu capacidad de triunfar. Si Él está contigo, tú debes estar contigo porque juntos alcanzarán la victoria que han anticipado.
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febrero 04, 2015

3 COSAS QUE CADA LÍDER DE ADORACIÓN DEBE SABER HACER

¿Qué hace la diferencia entre una reunión más, y un tiempo precioso de comunión con Dios? ¿Cómo puede un líder de adoración transcender la rutina, y llegar a la expectativa de algo fresco? La respuesta se encuentra en la aplicación de tres cosas que cada líder de adoración debe saber hacer:

                          Abrir el Corazón

     Sabemos que hay que abrir el corazón para que entre Jesús, pero también debemos abrirlo para que emane la vida de Jesús, en la forma de adoración. Cuando abrimos el corazón, el fluir del Espíritu se manifiesta a través de las palabras, a través de las manos, y a través de tocar un instrumento. Del corazón mana la vida. En otras palabras, no podemos hacer nada que transmita vida si no abrimos el corazón para que fluya de ahí la bendición.
 
                              Abrir la Boca

     Como creyentes sabemos que hay que abrir la boca para confesar a Jesús como Señor, pero también es necesario abrirla para que fluya de nuestro interior hacia afuera. El río de Dios está en todo su potencial dentro de cada creyente para traer cambios a esta tierra. Sin embargo, muchos no han desatado el poder de este fluir transformador en sus vidas porque tienen sus bocas cerradas. Se necesita dar un paso de fe y decir: “Señor, yo reconozco que el río de Dios ha venido a mi vida, y que en mi esta la capacidad y decisión de dejarlo correr. Por tanto yo abro mi boca para que fluya de mi interior”.

                Entender El Fluir Del Espíritu Santo
 
       El fluir del Espíritu sensibiliza el interior, pero esto no tiene nada que ver con las emociones. Jesús usa el término “interior”, refiriéndose a las entrañas, a la parte más interna de nuestro ser. Hay una gran diferencia entre lo que sale del interior de tus entrañas y lo que sale del interior de tu mente. Es necesario que seamos entendidos de lo que Dios esta haciendo precisamente con este derramamiento del Espíritu Santo. La tierra será llena del conocimiento de su Gloria, pero esto solo será una realidad palpable si estamos dispuestos a abrirnos ante Dios y ante los hombres. Ante Dios para ser continuamente llenos del Espíritu, y ante los hombres para tener un corazón transparente y genuino. 
 
SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO
 



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CUATRO AMENAZAS PARA NUESTRA FELICIDAD

Para tener gozo agradece lo que eres y lo que tienes, cree en las promesas del Señor, aléjate de la comparación

SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO
 Nuestro Padre desea que seamos felices. Y para lograrlo debemos alejarnos de cuatro actitudes que solo traen tristeza y ansiedad. La primera actitud que nos amenaza es la comparación. Alégrate de ser único y valioso. Dios no ha creado a dos seres iguales. ¡Qué bendición! Su creatividad es infinita, pero las personas insistimos en la vana comparación que nos hace pensar que somos inferiores si no logramos tener o alcanzar lo que vemos en otros. No pretendas vivir la vida de alguien más sino la tuya. Aprende a disfrutar quien eres y lo que puede alcanzar. Valorémonos y hagamos a un lado la comparación que nos aleja del gozo que nuestro Señor desea darnos.

La segunda amenaza para nuestra felicidad es la falta de agradecimiento que endurece nuestro corazón. Nos acostumbramos a las bendiciones que diariamente recibimos como la vida, la capacidad de trabajar y la familia, por lo que nos concentramos en lo negativo, lo que no tenemos, lo que nos hace falta. Y actuar de este forma es demostrar que lo malo tiene más poder sobre nosotros que lo bueno. Reaccionamos con más fuerza ante una tragedia que ante una alegría. Si tenemos salud, no nos preocupamos por cuidarla hasta que nos enfermamos, cuando deberíamos agradecerla y hacer lo necesario por mantenerla siempre. Te invito a que redactes un listado de todo lo bueno que Dios te ha regalado y le agradezcas de corazón. Si valoras lo que tienes, vivirás agradecido y serás feliz.

     Otra actitud que nos aleja de la felicidad es la incredulidad. Por el contrario, tener fe en las promesas del Señor nos asegura una vida plena, tomados de Su mano. En la Biblia leemos el caso de Ana, madre del profeta Samuel, quien sufría porque no podía tener hijos. Entonces, decidió ir al templo a orar largamente. Estando allí, el sacerdote escuchó el murmullo de su voz y pensó que estaba ebria. Pero ella le aclaró la situación con respeto, a pesar de que pudo ofenderse. Ana tuvo fe, bendijo al sacerdote y obtuvo bendición de vuelta. Desde ese día ya no estuvo triste, aunque todavía no estaba embarazada, salió del templo convencida de que lo estaría, porque había recibido la seguridad de que tendría lo que pedía. Esa debe ser nuestra actitud: llenarnos del gozo que otorga la seguridad de ver lo bueno que vendrá. Dile al Señor: “Creo en Tu Palabra, y Tus promesas me hacen feliz”.



    La Palabra nos enseña a hablar del futuro como si ya hubiera sucedido. Por eso, Isaías dijo que fuimos curados por las heridas del Salvador, a pesar de que en ese momento Jesús no había nacido, pero el profeta lo daba por hecho. Eso sucedió con Ana, quien se llenó de gozo, se “embarazó” de la Palabra de Dios, antes de recibir semilla de vida en su vientre. ¡Embaracémonos con las promesas del Señor porque Su Palabra es semilla incorruptible! Proclama que tus hijos sirven al Señor, aunque todavía no estés casado. Para los que creen en Su Palabra, el futuro ya sucedió. ¿Cómo podríamos estar tristes si tenemos Sus promesas de bendición? Debemos creer, tener fe en que Él tiene cuidado de nosotros y la felicidad será consecuencia de esa seguridad. La Palabra que se predica es para ti, tanto como la aceptes. Créele a Dios y no habrá lugar en tu corazón para la tristeza.

La envidia es otra actitud que nos aleja de la felicidad. Cuando te comparas con otros, nace la codicia por lo que no es tuyo, y nadie con esa actitud puede ser feliz. Los chismes, las críticas, los malos deseos son producto de ese sentimiento. La envidia es un mal tan grande que corrompe incluso a los predicadores. Pablo, en la cárcel, escribió sobre la envidia que movía a algunos a predicar porque deseaban tener fama2. Saca la envidia de tu corazón o nunca podrás ser realmente feliz. Para lograrlo, debemos convencernos de que somos únicos y valiosos para nuestro Padre, quien ha dotado a cada uno de dones y talentos. Deja de quejarte, aprende a disfrutar de tu vida, sin anhelar la vida de alguien más.

Entonces, para ser felices debemos alejarnos de la envidia, de la ingratitud, de la comparación y de la incredulidad. Además, debemos aprender a servir y dar honra. Cuando Pablo escribió a Timoteo, le ofreció consejos que podemos tomar como empleados, servidores que reciben bendición a través de jefes y autoridades a quienes debemos honrar, porque son las personas que Dios usa para darnos oportunidad de prosperar. Ser trabajadores fieles y dar horna es tan importante que si no lo hacemos, ¡blasfemamos contra el nombre de Dios!, y alejamos nuestra felicidad. Más aún, si tu jefe es un hermano en Cristo, o parte de tu familia, debes servirle mejor y le debes doble honra y respeto. Esta actitud nos garantiza satisfacción. Ofrece bendición en tu lugar de trabajo, lleva luz y paz con tu dedicación en dar siempre la milla extra. Tu buena disposición y alegría le dice al Señor que estás listo para prosperar. La bendición no se detiene si demuestras una buena actitud en la vida.

Pablo también aconseja no afanarnos en conseguir cosas materiales porque al morir, nada nos llevaremos, Busca la felicidad, paz y contentamiento con lo que tienes y puedes lograr con esfuerzo, pero sin angustia. El afán es el comportamiento sin sentido de alguien que no ha comprendido de qué se trata vivir. Demuestra que eres inteligente y que has aprendido a vivir en el Señor. ¡Si somos de Cristo, ni el anticristo debe preocuparnos! No veas lo que no tienes, sino ¡toma lo que tienes y compártelo! Ese es un acto de fe que nos libera del afán. Dale la prioridad a Dios y todo lo demás vendrá, esa es Su promesa y ¡la ha cumplido siempre! Vivir plenamente es una decisión que está en tus manos, no tengas miedo y acepta el reto de ser feliz.

1 1 Samuel 1:15-17 relata: Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

2 Filipenses 1:15 explica: Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.

3 1 Timoteo 6:1-6 dice: Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta. Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;

4 1Timoteo 7-10 explica: porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
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febrero 02, 2015

EL DIOS QUE CUIDA DE MÍ

     Dios va mas allá de la salvación de nuestra alma, porque Él entiende que nosotros no solo somos carne, pero tampoco somos solo espíritu, tenemos un alma que tiene sentimientos, es lo que nos hace ser humanos, no es ser humanista son dos cosas diferentes, lo mejor que podemos hacer es entender la realidad de que somos humanos, ignorar esta realidad no va a cambiarla, porque somos humanos tenemos debilidades y sentimientos. Si pretendemos ignorar esto nos convertimos en gente amargada y frustrados, terminamos por idear que Dios quiso que atravesáramos por eso que nos está ocurriendo, la verdad es que Jesús quiere que descansemos en Él, sabiendo que Él nos entiende porque Él vivió en esta misma materia, Él vivió en carne, por eso cuando nos acercamos a orar podemos sentir su amor y ternura haciéndonos saber que Él nos entiende; Dios nos ama y está interesado en saber que nos sucede, no solo por nuestras palabras sino también por nuestros sentimientos.
   
SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYO

    Dios va mas allá de nuestra área espiritual, Él quiere ir a nuestra área sentimental y esto no es almatico, este mensaje es de gracia, porque la gracia entiende al humano, la ley no, porque la gracia fue hecha por alguien que vino a la tierra y vivió con esa carne que nosotros tenemos, Jesús sabe que se siente tener un cuerpo como el nuestro, después de eso el nos dió su gracia para que entendiéramos que Él nos comprende, por eso dice:

Hebreos 4:15
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado

    La palabra compadecerse significa: “alguien que padece a nuestro lado”,

     cuando estamos sufriendo Jesús está a nuestro lado llorando también con nosotros porque Él se conduele también de nuestros padecimientos, entonces lo que nuestras palabras no puedan expresar Él lo entenderá con nuestras lagrimas, por esta razón podemos ir a Dios y contarle nuestras cosas sin pena, ni vergüenza porque Él nos entiende; si entendemos esto podemos ir a Dios cada vez que lo necesitemos logrando desarrollar una relación intima con Él, así dejaremos de contar nuestros problemas a hombres que ni aún ellos han logrado superar sus propios problemas en esta tierra, pero Jesús venció y ahora está sentado a la derecha del Padre para interceder a favor de nosotros todos los días, ¿para qué entonces contarle nuestras cosas a otra persona? Otra persona no puede perdonarnos y limpiaros de pecado, pero ¡Jesús si! ¡La sangre de Cristo puede redimirnos de todo pecado! Vayamos al único que puede justificarnos ante el Padre y puede fortalecernos en el día malo, ¡su nombre es Jesús!, Él es el Dios que cuida de mí.

Salmo 147: 3
El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas

     El corazón tiene cierta capacidad de sentir, debemos entender que estamos formados de espíritu, alma y cuerpo, Jesús tiene la capacidad de enjugar nuestras lagrimas y consolarnos, pero en este verso podemos ver que hay cosas que nos suceden que para hallar la solución no basta con llorar, vamos a requerir vendas en el corazón, es decir necesitaremos tiempo para superarlo, a veces no entendemos esas cosas, El único que puede entendernos completamente es Jesús, si no dejamos que Él nos sane, empezaremos a juzgar a las personas que nos rodean; hay gente que se amarga, que no dejaron que Jesús los vendara y los sanara del dolor, es verdad que vamos a ser heridos porque somos humanos, pero debemos dejar que sea Jesús que trate con nuestras heridas, así podremos perdonar a quien nos cause dolor en nuestros corazones.

    Esa amargura puede llegar a afectar nuestros hogares y todo llega a los gritos, tirar las puertas, ofender y no es que Dios no quiere estar allí, lo que sucede es que nosotros no dejamos que Él entre en nuestras vidas, pero cuando tenemos la seguridad que Dios cuida de nosotros y podemos tener a Dios como un amigo que nos ama, podemos contarle nuestras cosas, es allí que vamos a sentir Su amor y nos ayudará a superar nuestros problemas.

Salmo 147: 4
El cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.

    Si Dios es capaz de contar las estrellas y se acuerda de los nombres de cada una de ellas, ¿usted cree que no se acuerda de nuestros problemas, angustias, temores o debilidades? Él sabe y nos conoce a cada uno, la Biblia dice: aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, OH Jehová, tú la sabes toda Salmos 139:4. Él sabe nuestros errores y pecados y aun así nos ha seguido cuidando y ayudando, nadie puede hablarnos de un Dios ogro, yo creo en un Dios bueno que nos amó y se entregó así mismo por nosotros, Él no está esperando que resbalemos para juzgarnos y enviarnos al infierno, Dios tiene a su Espíritu Santo cuidándome para que si llegamos a fallar Él nos convence de pecado, justicia y juicio, así nos arrepentimos y nos reconcilia con Su hermosa Presencia.

Salmo 147:4-5
4 El cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.
5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.

    ¿Usted cree que Él no le entiende? Claro que si le entiende, lo dice la Biblia. Cuando leamos la Biblia no debemos hacerlo como un libro que alguien escribió, sino como un Dios de amor que me habla a través de Su palabra.

    Cuando entendemos que todo lo que somos es por su gracia y misericordia, cada día vivimos no porque tengamos salud sino porque Él nos ama, cada día que estamos aquí en la tierra debemos entender que tenemos que cumplir con un propósito para el cual Dios me llamo y dentro de ese propósito Él sabia que tenemos debilidades, errores pero aun así Dios no nos eliminó, Él nos usó no contando con nuestras debilidades sino con su misericordia, así que debemos vivir en su misericordia y no en la ley, de esta manera Dios podrá ayudarnos.

Isaías 49:9
Para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.

    Dios está prometiendo que todo aquel que ayuda y es ayudado irán aun lugar donde Dios ha preparado una victoria enorme para los dos, no solo para el que es ayudado sino para el que ayudó, es muy difícil hacer entender a la gente que no debemos condenar, ni acusar a nadie, sino que debemos convertirnos en gente que restaura, levanta y apoya; quizás en este proceso algunos logren tener cosas que nosotros quisimos tener, pero que por nuestra ayuda ellos lo alcanzaron primero y vamos a tener que alegrarnos con lo que ellos obtengan, es ahí donde realmente serán probado nuestros corazones como cristianos.

1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

    Nosotros no podemos decir que tenemos un Dios que nos cuida si no confiamos en Él, debemos darle nuestras cargas a Jesús, antes de adorarle y de orar debemos darle nuestras cargas y rendirnos a su gracia, aunque vengan crisis no nos sobrevendrá mal porque hemos puesto nuestra confianza en Dios, no podemos esperar comer mal la Biblia dice: Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. Salmos 34:10

Lucas 10: 30-35

30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.

32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;

34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

    A cada uno de nosotros Jesús nos encontró en pecados y delitos y nos entregó al Espíritu Santo diciendo cualquier cosa que necesite en su vida dáselo y ponlo a mi cuenta, lo que nos hace ser lo que somos es lo que Jesús pago en la cruz del calvario, hoy podemos orar al Padre porque Jesús abrió el camino, no es por nuestros logros ni disciplinas, debemos confiar que Dios esta trabajando en nosotros para lograr cambios en nuestras vidas, si entendemos esto podremos llegar a ser lo que El quiere que seamos, evitaremos frustraciones por no poder alcanzar algunas cosas por nuestros esfuerzos y autosuficiencia.

    Podemos tener confianza porque El es escudo alrededor nuestro, no podemos cuidarnos a nosotros mismos, ¡Dios cuida de mí!

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FE ACTIVA

Solamente tus obras dan testimonio de la fe que tienes en el Dios vivo que todo lo puede.
 
SALMISTA Y ADORADOR: WILVER SANTOYA

    Santiago 2:17 asegura: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

La fe es certeza de lo que se espera, fuerza acumulada, convicción moral y seguridad en lo que creemos. Como hijos de Dios debemos vivir por fe y hacerla evidente en acciones. Somos salvos por fe y sin ella no podemos agradar al Señor, pero solamente está completa si la evidenciamos con obras.  En la iglesia tenemos muchos líderes pero también son necesarios aquellos que activan su fe e interceden por otros para dar testimonio del poder del Señor. Necesitamos obras porque en la tierra hay mucho por hacer, en el cielo ya todo está hecho.

    Hay otras versiones de Santiago 2:17 muy reveladoras:

 
     La Biblia latinoamericana 95 dice: lo mismo ocurre con la fe, si no produce obras muere solita.

    La Biblia lenguaje sencillo  asegura: lo mismo pasa con la fidelidad a Dios, de nada nos sirve decir que somos fieles a Dios  si no hacemos nada que lo demuestre, esa clase de fidelidad está muerta.

     En otra versión leemos: Esa fe que no produce obras buenas, no tiene ningún valor, es una fe inútil que está totalmente muerta.

    Debemos producir obras que den testimonio de nuestra fe en el Dios vivo que es fiel. Podemos decir que somos creyentes, podemos recibir mucha Palabra, pero no somos verdaderos cristianos si nos encerramos con lo que tenemos y no compartimos lo que hemos recibido del Señor.  Levántate como líder y como intercesor que pone en práctica su fe para que se manifieste en obras.

Ejercicios de fe

      Recordemos que en nuestra boca está el poder de la vida y de la muerte, por eso debemos hablar palabras de salud y no de enfermedad, de riqueza y no de pobreza, de bendición y no del maldición porque en nuestra boca hay un milagro. Esa es la confesión de fe que debes activar y poner en práctica.  El Señor quiere usarnos en momentos trascendentales. Provoquemos esas obras que den testimonio de nuestra fidelidad.

    Debes buscar oportunidades para activar la fe y Palabra que te llena. Reprende y declara sanidad en Su nombre. Date la oportunidad de demostrar a todos que Dios está vivo y desea bendecirnos.

  Necesitamos ejercitar nuestra fe en todo momento. Tú mismo puedes imponerte manos a los enfermos y reprender toda enfermedad, no esperes que otro lo hagan porque el espíritu del Señor también puede manifestarse a través tuyo. 

Pagar el precio


    Génesis 22:1-2 relata: Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.

    El Señor nos prueba, así como lo hizo con Abraham que sería padre de generaciones. Lo mismo sucede con nosotros, nos pide lo que más queremos porque desea que demostremos nuestra confianza en Él que está en control de todo. Es celoso y quiere que lo amemos más que a todas las cosas, antes que cualquier deseo e interés, Él quiere ser nuestra prioridad.

     Génesis 22:3-5 continúa el relato: Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.

    Muchas veces nos pasa lo mismo, debemos pedirle a otras personas que nos esperen porque no están preparadas para presenciar lo que sucederá, pero luego debemos hacerlos partícipes del milagro, darles a conocer del Señor y llevarlos ante Él.  Todos tenemos una medida de fe diferente y es necesario ejercitarla para que crezca.

     Génesis 22:6-9 describe lo que sucedió después: Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.

     Imagina lo difícil de esa situación. Entregar lo que más amamos en la vida no es fácil, menos si pensamos que es la base de las promesas que hemos recibido, pero es necesario porque el Señor quiere saber si somos capaces de cualquier cosa por Él.

   Génesis 22:10-14 concluye: Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

    Nunca dudes de la provisión de Dios, preséntale tus aflicciones, pídele que bendiga lo que anhelas,  de muéstrale que has activado tu fe con las personas a tu alrededor y que estás dispuesto a pagar el precio por Su amor.  La provisión sobrenatural del Señor vendrá en el momento que te abandones con confianza y le pidas que tome el control porque tú solo no puedes más.

     En la Biblia hay muchos ejemplos de personas que recibieron lo que buscaban al activar su fe. La reina Esther fue capaz de arriesgar todo por interceder por su pueblo y halló gracia ante el Señor y ante el rey que les perdonó la vida.  Elías actuó con fe cuando restauró el altar de Dios y pidió que fuego cayera del cielo para consumir la ofrenda.  Pedro sanó al cojo de la hermosa, al decirle que le daba lo que tenía. Actuó con autoridad y obró un milagro.  Tú puedes hacer lo mismo, no te avergüences cuando actúas en el nombre del Señor. Dios te pide que obres en fe, pagues el precio y asumas tu responsabilidad. Tal vez te pide que dejes a ciertos amigos y vengas a la iglesia con frecuencia. Quizá te pide tu casa para que otros  reciban Palabra y sean transformados. Haz lo que te pida porque al final todo tendrá su recompensa.

Fe para recobrar lo que te pertenece


     Santiago 2:21-22 cuestiona: ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    Abraham fue obediente  y tuvo fe, entregó lo que más amaba y lo recuperó. La fe te ayuda a obtener y recobrar tus posesiones.  La sangre de Cristo y las obras son necesarias para alcanzar la plenitud en tu vida.

     Gálatas 6:4 aconseja: Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro.

     Ocúpate de tu fe antes de criticar la de otros. Somete a prueba tu propia obra.  Recuerda que la fe que no produce obras buenas no tiene ningún valor, es una fe inútil que está  totalmente muerta.  Pídele que te ayude a descubrir la diferencia entre obras buenas y malas para que tu fe crezca y  produzca muchos frutos.

      El testimonio de un hombre enfermo de sida me impacta muchísimo por lo que habla de la fe. Este hombre creyó en la promesa de sanidad y se dedicó a predicar la Palabra. Trabajó arduamente para el Señor y cuando estaba en el hospital a punto de morir, lo confrontó pidiéndole sanidad porque había hecho buenas obras. Entonces, por la noche vio que un grupo de enfermeras y médicos se le acercó y le hizo una transfusión de sangre. Al día siguiente estaba totalmente sano pero nadie en el hospital se lo explicaba porque el equipo que él aseguraba haber visto, nunca fue enviado por ningún especialista. Jesús personalmente llegó hasta su cama y le devolvió la salud. Él es el sanador y proveedor, no temas porque si tu fe está activa, serás capaz de obrar grandes prodigios y serás testigo del poder de la sangre de Cristo.

      1ra. de Juan 4:4 asegura: Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

      Hebreos 12:2 dice: puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

     La fe sin evidencias es estéril  e imperfecta. Pídele al Señor que te ayude a tener fe y demostrarla con obras y no sólo con palabras. Confía en Sus promesas, ejercita tu fe, ponla a prueba y paga el precio por ella. Dale gracias por Su poder  porque hay ángeles a tu servicio. Activa tu fe para que tus ojos espirituales sean abiertos y puedas ver Su presencia a tu lado.

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febrero 01, 2015

CUANDO LA PROMESA TOCA A LA PUERTA

 Ese talento que Dios puso en tus manos es la oportunidad que El te ha dado. Dios quiere darte cosas grandes, pero la gente no se prepara para éstas


Adorador y Salmista: Wilver Santoyo

      Mateo 25:1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: !!Aquí viene el esposo; salid  a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: !!Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

     Todas se durmieron, pero cuando lo oyeron, se despertaron. En la vida, va a tener puertas grandes y pequeñas; Dios abre y cierra puertas, pero que Él las abra, no quiere decir que usted vaya a entrar.

     En aquellos tiempos, se acostumbraba que el esposo entrara a las reuniones, hoy son las mujeres. Decían: “Ahí viene el novio,” y todos salían a recibirlo; usualmente, había un cortejo de doncellas vírgenes. Estas jovencitas tenían que esperar al novio para acompañarlo a la ceremonia. Para que las reconocieran, todas tenían que tener una lámpara. El novio llegó tarde, a media noche. Todas tenían lámparas, encendidas, pero unas pensaron que el novio podía retrasarse y otras no. Se durmieron todas, entonces gritaron: “Ahí viene el novio y se despertaron”. Las cinco prudentes tenían aceite extra. Las que eran insensatas no tenían más aceite de reserva. En aquel tiempo, el comercio cerraba temprano. Las insensatas no tenían, y encima de eso, salieron a comprar. Nadie les iba a vender. En el momento que se fueron, llegó el novio, y vio sólo a cinco vírgenes, y se las llevó. Las insensatas se quedaron afuera.

    El pastor enseñó acerca de estar preparados en el momento que la puerta se abre. Todas las diez vírgenes estaban esperando que el novio llegara; todas sabían que tenían que tener lámpara, todas querían entrar, pero no todos entraron. De igual forma, todos tenemos promesas de Dios, pero no toda persona que recibe una promesa de Dios la ve cumplida. ¿Cómo está usted al momento que la promesa toca la puerta? Dios da promesas en la Biblia, en profecías, de muchas maneras, pero muchas de éstas, su cumplimiento viene disfrazado de una oportunidad. Cuando Dios te quiere bendecir, por ejemplo, con el matrimonio. Tú estás solito, y estás esperando la promesa de tener a una esposa. Viene Dios y dice: “Adán, estás muy solito, te voy a dar una ayuda”. Le sacó una costilla y le presentó a Eva. Dios presenta, pero no se le declara por usted. Cuando Adán vio a Eva, dijo: “Esta sí es carne de mi carne y hueso de mis huesos”. Adán vio la oportunidad que Dios le presentó y la tomó. Pero, ¿se imagina ese Adán, sucio, con ropa rota, etc., y pierde la oportunidad que le dieron? ¿Cuántas mujeres han separado hombres que Dios les ha presentado? Luego se preguntan que por qué Dios no cumple la promesa. Pues le ha traído varias opciones, y usted todavía no está listo.

      Hay mucha gente que está a la espera de una promesa de Dios. El te ha prometido una familia linda y bella, Dios te da oportunidades. Yo no conozco a ninguna persona que se haya quedado soltera por falta de oportunidades, todos las tuvieron, pero no las aprovecharon. Nadie está desempleado por falta de oportunidades, sino por no saber aprovecharlas. Dios responde a través de oportunidades.

     II Samuel 15:30 Y David subió la cuesta de los Olivos; y la subió llorando, llevando la cabeza cubierta y los pies descalzos. También todo el pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían. Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel.

     David tuvo un hijo llamado Absalón, era rebelde, se rebeló en su contra y trata de darle un golpe de estado. David salió huyendo con su gente más fiel. Absalón toma el poder, y se le unió uno de los mejores consejeros de David, pero éste hace esta oración: “Señor, entorpece el consejo de ese hombre”. David sabía que si ese consejo lo daban, él iba a perder la guerra. ¿Cómo responde Dios?

     Verso 32  Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, he aquí Husai arquita que le salió al encuentro, rasgados sus vestidos, y tierra sobre su cabeza.

Le aparece otro consejero bueno a David, y éste lo manda con Absalón  para entorpecer el consejo del otro. Y David fue puesto por rey otra vez. La respuesta de Dios fue inmediata, y David supo entender que detrás de una oportunidad, viene una respuesta. El lo aprendió cuando era un muchacho; dice la Biblia que fue ungido por el profeta y le dijo que sería el próximo rey de Israel. El sabía esperar la oportunidad y fue cuando llegó el gigante; ese día botó a Goliat y empezó su caminar.

      Eclesiastés 9:10-11 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.

     A todos se nos presentan oportunidades. Dice que los más rápidos no son los que ganan las carreras; no son los más elocuentes los que tienen favor delante de la gente, sino de la gente que sabe ver la oportunidad y la aprovecha. Cuando te venga una oportunidad, tómala según tus fuerzas. Dios te ha dado oportunidades, pero no has estado preparado para ellas. ¿Cuántas veces se te han presentado buenas oportunidades y no has estado preparado para esto? Mucha gente confunde oportunidades con la suerte. Quiero decirle que la suerte no existe, sino personas que aprovechan las oportunidades de Dios. Gente que ve detrás de una pequeña puerta, una gran bendición de Dios. David vio en una ciudad el sustento que había por tres años. Josué vio detrás del servicio, una oportunidad. ¿Cuánta gente quiso haber seguido a Jesús? Mateo estaba sentado cobrando impuestos, y Dios dijo: “Sígueme.” Ahora está en todos los evangelios. Lo mismo con Andrés, ahora es uno de los doce apóstoles. Cuando está enfocado en las oportunidades de Dios, las puertas se abren.

      Mi esposa y yo estamos claros en querer construir nuestra casa. Ya tenemos los colores que queremos, el diseño, etc. Cada vez que entramos a una casa parecida, vemos los detalles. ¿Qué pasa? Empieza a adquirir sabiduría en eso. Cuando está siempre enfocado en las promesas de Dios, siempre encuentra una puerta. Dios dice: “Te voy a ayudar a ganar la guerra”. Y la gente dice: “Me voy a dormir entonces”. Es como aquella historia que cuentan . Dice que había una inundación y cada vez había más agua. Había un hombre que decía: “Dios me va a sacar de esto”. Pasó una canoa, un barco y un helicóptero queriéndolo ayudar, pero él insistía que Dios lo sacaría. Se murió, llegó al cielo y preguntó por qué no lo había sacado. Dios le respondió que le había mandado una canoa, un barco y un helicóptero y no se quiso subir. Las promesas de Dios siempre vienen en el momento menos esperado. Yo conocí a mi esposa . De la misma manera, encontré el trabajo que tengo ahora. La segunda oportunidad que había era ingresar estudios en una computadora. Aprendí a usarla cuando vino la oportunidad de hacer un Blogger y toma la a oportunidad y dar a conocer las oportunidad que te da Dios a que conozca lo que sabes hacer  aquí estoy.

      Ese talento que Dios puso en tus manos es la oportunidad que El te ha dado. Dios quiere darte cosas grandes, pero la gente no se prepara para éstas. Michael Jordan dijo: “Cada vez que entrenamos más,  tenemos más suerte”. Ésta es la consecuencia de estar preparado para tomar las oportunidades que Dios te ha enviado. Si dice: “No tengo trabajo”. Sí lo tendrá si está preparado para responder. Mucha gente no sabe lo que los gerentes quieren, no se preparan. Hay muchos que han puesto negocios, y nunca le han preguntado a nadie cómo lograr un negosio exitoso. Lo mismo en el matrimonio; si quiere tener uno bueno, debe prepararse para ello. La gente no se prepara para eso.

      Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

     ¿Estoy preparado para mi matrimonio? Dios siempre te va a dar la oportunidad de casarte con alguien, pero si no estás listo, la vas a ver pasar. ¿Está listo para un buen matrimonio? ¿Para tener hijos? La gente sólo tiene hijos por tenerlos, algunos hasta por accidente. Se olvidan de cuidarse, quedan embarazadas y luego resulta que Dios se lo mandó. ¿Está usted preparado para el trabajo que tanto ha soñado? ¿Qué pasaría si hoy lo quieren ascender a gerente? ¿Tiene la educación? Si no está listo, no toque la puerta todavía, prepárese primero. Lo más irónico de todo es que la sabiduría clama en las calles porque la tengamos. Dice: “Aquí estoy, tenme; si me tienes a mí, tienes todo”. Usted encuentra sabiduría en todos lados. Métase en Internet y encontrará cómo ser un buen padre, empresario, cristiano. ¿Quiere ser líder de una red? ¿Está preparado para eso? ¿Está preparado para la crisis? ¿O está siendo como el hijo pródigo que todo lo derrocha? ¿Está preparado para el día de la bendición? Hay gente que no la saben llevar, dejan de diezmar, de venir a la iglesia, etc. ¿Estás preparado para el día de la muerte? Porque va a venir la tuya y la de la gente que te rodea. ¿Estás listo si Dios hoy te llamara y te dijera: “Aquí están las cuentas”? ¿Estás listo en tu departamento si tu jefe te pide cuentas de lo que haces? ¿Estás listo para un nuevo proyecto?

      Dios comienza a dar promesas: “Te quiero bendecir, prosperar, levantar…” y usted le cree. Pero tarda esa promesa unos días, meses, años y se duerme. En eso, llega un día el Señor y le dice: “Aquí estoy”, y usted no estaba preparado. Dios le dice: “Voy a convertir a uno de tus hijos en un gran profeta”, ese día va a llegar. Pero para mientras, tiene que prepararse. Si mi hijo va a ser un gran profeta, lo voy a preparar para cuando llegue el día, y Dios lo levante.  Si eres soltera y Dios te dice: “Te voy a dar un marido que te ame y te respete”. Pero cuando llegue, que encuentre una joven bien vestida, cuidada, que sabe responder ante la llegada de un hombre. A cada uno le va dando una promesa; todos las tenemos. Estoy seguro que has tenido en tu corazón una promesa de Dios y has dicho: “Yo te he creído por eso”, pero no la tires por un lado, va a llegar.

      Estoy seguro que Dios ha dado muchas promesas financieras,  Algunos la aprovechan y prosperan, y otros la ven pasar. Hoy me saludaba un joven y decía: “Este año me gradúo del colegio”. El no había sacado ni los básicos, pero escuchó la Palabra y decidió tomar la oportunidad.

      Cuide las relaciones que tiene con las personas, Dios usa otras personas para abrirle puertas. Deje de pelearse con todos; hay gente que se pelea con el vecino, con el compañero de trabajo, con el jefe. Deje puertas abiertas en todos lados, una de esas usa Dios. “Yo estoy llamando, escucha mi voz, abre y te voy a dar todo lo que has soñado”. ¿Sabe cuál es la más grande de todas las promesas? No es la prosperidad, ni el matrimonio, ni los hijos, sino es Él. Pero hay gente que no está preparada. Tal vez era el momento para darte la Palabra para consolarte, pero estabas en tal carrera, en tal estrés, que no hiciste tiempo para escucharlo. Si quiere que Dios le abra la puerta, dedique tiempo a Dios, apague la televisión, aléjese de la bulla y va a encontrar la mejor bendición que es Él. Todos los días Dios te llama a orar. Hay veces te provoca orar con un sueño, con una noticia, con un toque dulce a tu corazón, pero todos los días Él es fiel en llamarte a la comunión con Él. Abre la puerta y ten comunión con El.
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CORRECTAS EXPECTATIVAS

Podremos estar atribulados y en apuros, pero nunca angustiados o desamparados. El Señor nos dará la victoria.
 


      Siempre tenemos grandes expectativas cuando iniciamos un nuevo. Podemos y debemos ser mejores.  Recordemos que no hay ambiente perfecto, pero sí actitud correcta. Estar cerca del Señor no significa ser inmunes a las situaciones desagradables. Lo que nos diferencia de quienes no creen en Él es que tal vez, no ganamos todo el tiempo, pero triunfamos al final porque Su presencia está con nosotros, como poderoso gigante.

      A veces, los cristianos tienen expectativas de una vida perfecta, sin problemas, pero la Palabra dice que lo mismo ve la muerte un justo que un impío.  Ante las dificultades, nos confundimos y cuestionamos: ¿Por qué me sucede esto? ¿Será que Dios está conmigo?  Si nos formamos falsas expectativas, no vivimos por fe sino por ilusiones y fantasías que al final serán defraudadas. En la Biblia leemos sobre muchos hombres y mujeres que no vivieron siempre felices o sin problemas, al contrario, son personas que supieron sobreponerse a la adversidad y fueron fieles al Señor.

    Dios también pierde algunas veces. Saúl, por ejemplo, no fue buen rey, por eso, el Señor levantó a David que haría lo que Él le pidiera (Hechos 13:21-22). Nosotros hemos superado malas situaciones y el Señor también. Jesús perdió a Judas, pero luego levantó Pablo que escribió el 80% de las epístolas. Dios nos enseña cómo reaccionar ante el fracaso. Lo correcto es levantarse y continuar porque podemos perder, pero triunfaremos al final. Si caíste, ¡levántate!

     Dios siempre está con nosotros, ganemos o perdamos. Todos somos Sus hijos y no con todos ganamos siempre. Reconoce que a veces pierde contigo porque no le obedeces, entonces, si Él mismo ha perdido y no te abandona, ¿cómo nos atrevemos a renegar de nuestras dificultades y decir que fracasamos?  No te abandones dándote por vencido, no te decepciones si pierdes en algo. No siempre ganaremos, pero si perseveramos, seremos vencedores.  El miedo a que nos suceda algo malo, no debe limitarnos para experimentar lo bueno que puede venir, si nos atrevemos a seguir adelante.

    A Dios hay que tenerle paciencia porque nuestro tiempo no es el mismo que el Suyo. Actúa cuando debe no cuando quiere. Es similar a la situación con nuestros hijos. Su “no” es tan bueno y expresa tanto amor como Su “sí”. Si lo abandonas porque  te da una negativa, demostraste que no merecías lo que pediste. Pero si aceptas el “no” con humildad, le demuestras que mereces el “sí”. Su respuesta siempre es la mejor, aunque no siempre será lo que quieres. Confía en que Él te dará lo que es mejor para ti porque es tu Padre y sabe lo que te conviene. Sin embargo, no dejes de pedirle, no seas conformista e insiste delante de Su trono. Somos bienaventurados cuando confiamos en Dios. 

     El Salmo 40: 1-4 es confuso porque dice que “esperó pacientemente pero está en el pozo de la desesperación”. No se entiende si está desesperado o no. Pozo significa “desastre” y estar metidos en un desastre es desesperante, pero debemos tener paciencia porque si confiamos, Él nos sacará. Dile: “Aunque estoy en el hoyo de la desesperación, te esperaré con paciencia”.

    El apóstol Pablo dice que estamos atribulados en todo, y tribulación en griego significa: “problemas y crisis”. Es una circunstancia externa, así como estar en apuros, perseguidos o derribados. Por el contrario, la angustia, desesperación o desamparo son sentimientos internos a los que no debemos dar espacio. Nuestra expectativa debe ser interna, no externa. El hombre más santo y correcto puede pasar tribulación, pero tendrá paz y se levantará con fe en el Señor. Pablo dice que afrontamos crisis pero Dios y Su paz gobierna en nuestros corazones. Nunca estaremos desamparados porque Cristo es nuestra esperanza.

     Que estés en un apuro no te hace mal cristiano. Podemos estar atribulados, en apuros, perseguidos y derribados, pero nunca desesperados, angustiados, desamparados o destruidos (2 Corintios 7-9). No podemos alimentar falsas expectativas de la vida por fe. El cristiano también pierde familiares, le roban o enviuda pero el final, siempre triunfa porque Dios no lo abandona. Los justos empiezan de nuevo cuando otros piensan que todo acabó.

    Nunca te creas destruido. Puedes estar con la batería baja pero nunca en off. Confía porque Dios te levantará, está contigo y nunca te abandonará. La victoria final será para quienes luchan, convencidos de Su amor infinito.

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MI HISTORIA

PREPARARSE ESPIRITUALMENTE

¿Qué significa la gracia para usted? ¿De qué manera le ha ayudado a cambiar su vida el hecho de sentir el poder de Jesucristo? ¿Qué saben las jóvenes en cuanto a la gracia? ¿De qué forma puede ayudarles a comprender el poder de la gracia en la vida de ellas?

¿QUE ES LA GRACIA DE DIOS?

La gracia es la ayuda divina y la fortaleza que recibimos por medio de la expiación de Jesucristo. Por medio de la gracia somos salvos del pecado y de la muerte. Además, la gracia es un poder que nos fortalece día a día y nos ayuda a perseverar hasta el fin. Se requiere esfuerzo de nuestra parte para recibir la plenitud de la gracia del Señor.

ENSEÑAR A LA MANERA DEL SALVADOR

Para enseñar a los que lo seguían, el Salvador les ayudó a ver ejemplos de Sus enseñanzas en la vida cotidiana. Él compartió relatos, parábolas y ejemplos sencillos de la vida real que tuviesen sentido para ellos. ¿De qué manera puede utilizar algunos ejemplos para enseñar a las jóvenes en cuanto a la gracia y cómo actúa la gracia en la vida de ellas?

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