Permite que
el Señor libere tu mente de todo lo malo y te ayude a pensar con Él.
Salmista Y Adorador: Wilver Santoyo |
Lucas 10:27 nos instruye: Aquél,
respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo.
Hay que amar a Dios con todo, incluyendo la mente, es decir que nuestros
pensamientos deben someterse a un proceso de renovación. Dios puede multiplicar
los buenos pensamientos en bendiciones abundantes pero si a diario tenemos más
pensamientos negativos que positivos, los resultados serán malos. Los
pensamientos nos gobiernan, durante el día definitivamente dedicamos mucho
tiempo a pensar, incluso más que a orar. Constantemente tomamos decisiones y si
no sabemos cómo pensar, no obramos bien y lo que tenemos en mente nos estorba
para recibir aquello que el Señor quiere darnos.
Salmo 139: 17 nos habla sobre los pensamientos de Dios: ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus
pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
Los pensamientos de Dios son preciosos, es decir, tienen un precio muy alto.
Además, son muchos. La Palabra dice que debemos tener la mente como la de
Cristo, con muchos pensamientos valiosos.
Salmo 139: 18 culmina con la gran promesa: Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy
contigo.
Dios multiplica lo que piensas, por eso debes pensar cosas buenas. Si piensas
en lo malo, eso es lo que el Señor multiplicará. Cuando ministro a la gente, veo
que los malos entendidos se originan de malos pensamientos y éstos provocan
divisiones que se reproducen al infinito. Los conflictos, el
desánimo, rencor y enfermedad se multiplican a consecuencia de un mal
pensamiento. La mente del ser humano asume lo malo muy rápidamente y
debería cambiar hacia lo bueno que también puede multiplicarse en cosas
positivas.
Cómo renovar nuestro entendimiento
Imaginemos que nos falla la computadora con la que trabajamos. Si tenemos
suerte, podemos darle mantenimiento y reinstalarle los programas, pero si ya
está muy desgastada, habrá que cambiarla. En cualquier caso, es necesario
borrar lo que tiene en el disco duro y renovar el contenido. Cuando aprendí
computación, no existía el Windows de Microsoft sino que el sistema
operativo era DOS. Si por equivocación se le tecleaban dos comandos
contrarios, la máquina se trababa y era necesario reiniciar todo. La
ambigüedad confunde.
Muchas veces nos levantamos optimistas y llenos de energía, con deseos de hacer
todo bien en el señor, pero luego, durante el desayuno, leemos las noticias y
empezamos a contaminar nuestra mente. Al escuchar al mundo, alimentas tu
pensamiento con cosas que compiten con lo que Dios quiere que pienses,
entonces, se inicia un conflicto en la toma de decisiones. A todos nos pasa
aunque no es recomendable. Debes ser renovado en el entendimiento, la mente y
los pensamientos. Hay que borrar todo y empezar de nuevo, enfocándonos en lo
bueno y positivo.
Romanos 12: 1-3 aconseja: Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es
dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí
que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida
de fe que Dios repartió a cada uno.
No conformarse con este siglo significa que no debemos quedarnos con los
pensamientos mundanos e imitar lo malo. Es verdad que enfrentamos una crisis
pero tu mente debe enfocarse en lo bueno y las oportunidades de
superación. Cambia tu mentalidad aunque eso te haga parecer diferente a
los demás. Lo peor que puede pasar es que te llamen loco, pero si es por tener
buenos pensamientos, sería maravilloso. La Palabra dice que el evangelio es
locura, así que bienvenido al mundo extraordinario del Señor que hace lo
imposible. Las obras de fe que puedas emprender son producto del pensamiento
renovado que tengas.
Convertirse en un hombre nuevo
Romanos 7:15-21 dice: Porque lo que
hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso
hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera
que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que
en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en
mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado
que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal
está en mí.
Antes de conocer al Señor Jesucristo, nuestra naturaleza era mala y corrupta
pero luego cambiamos. A veces podemos sentirnos desorientados porque
queremos el bien pero no lo hacemos. Cuando das una instrucción ambigua, quien
debe ejecutarla se detiene y te pide que seas más claro. Nos sucede igual,
cuando nuestros pensamientos y acciones son contrarios, nos estancamos. Hay
momentos cuando vemos que todo se detiene, sentimos que nuestra vida no avanza,
la célula no crece y los negocios no prosperan. Esto sucede porque tenemos
pensamientos contradictorios que nos detienen. Para poder avanzar y sentir que
todo fluye hacia buen puerto, renueva tu pensamiento y aléjate del pecado.
Deléitate en la alabanza y en la Palabra pero especialmente ponla en práctica
desde tus pensamientos.
Romanos 7: 22-23 continúa hablando sobre nuestra inclinación al pecado: Porque según el hombre interior, me deleito
en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la
ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros.
Ponle un alto a la vieja naturaleza. Elimina al viejo hombre y renuévate,
desecha todo lo que te ate al pecado. Al iniciar un nuevo año o un nuevo
período, tenemos metas, propósitos y anhelos. Piensas en perder peso pero
tienes en mente los chicharrones que almorzarás. Esa guerra de
pensamientos es la que no te deja convertirte en una persona nueva. La misma
ambigüedad se manifiesta cuando luchamos entre el pecado y santidad o cuando nos
debatimos entre la fe en las Promesas o el pesimismo del mundo. Si Dios te dice
que prosperarás y te bendecirá, créelo y llena tu mente con ese pensamiento
aunque las circunstancia te digan que todo irá mal.
Los pensamientos compiten y debes darle la victoria a todo lo bueno y santo.
Empieza un proceso de renovación de tu mente para liberarte de esa vieja
naturaleza del pecado que te ata y te estanca en un lugar.
Jesús, nuestro libertador
Romanos 7: 24-25 nos revela a quien puede liberarnos: ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias
doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo
a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Jesús puede liberarte del viejo hombre y darte una nueva naturaleza que busque
Su voluntad. Este es el año de la renovación de tu mente y la
multiplicación de los buenos pensamientos que el Señor tiene sobre ti. Empieza
a pensar bien y obtendrás resultados positivos. Decide ser libre de la vieja
naturaleza que te lleva al pecado y te obliga a tomar decisiones en la carne y
no en el espíritu. En Cristo Jesús, libérate de ese vicio que te esclaviza, sé
libre de esa enfermedad que te aqueja porque por Su llaga somos sanos.
Paz y vida en abundancia
Romanos 8:5-10 Porque los que
son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte,
pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la
carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Más
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu
de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
Debemos caminar hacia a Dios, agradándole con cada paso que damos. Todos
queremos vida y paz, para alcanzarlas debemos ejercitar nuestro pensamiento y
tener la mente de Cristo. Busca pensar como Él. Ejercita la autoridad que Dios
te dio cuando lo aceptaste como Señor y Salvador.
Para evaluar tu mente, escribe por lo menos cinco pensamientos positivos sobre
ti, sobre tu cónyuge, tu familia y trabajo; si no eres capaz de hacerlo, es
momento de hacer un alto en el camino y renovarte. Tus buenos pensamientos
deben tener siempre el primer lugar. Antes que el temor y la amargura deben estar
la paz, el gozo y la alegría.
Haz un pacto con Dios y contigo mismo, saca todo lo malo, desecha la
información que no sirve. Borra tu disco duro, límpialo y empieza a alimentarlo
de las Promesas y la Palabra. Piensa las cosas correctas y buenas que
agradan al Señor, llénate de pensamientos de fe y bendición.
Declara que tu mente será libre y te renovarás a través de un proceso que te
llevará de la vida natural en el pecado a la vida sobrenatural de la
santidad. Todo lo que estorbe será quitado y en tu mente quedarán sólo
pensamientos que edifiquen tu vida. Piensa y actúa como hijo del Padre
que todo lo puede.
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