Llénate de confianza y pensamientos
de éxito porque El Señor multiplica todo lo que piensas.
Salmista Y Adorador: Wilver Santoyo |
Por: Wilver Santoyo
Llénate de
confianza y pensamientos de éxito porque El Señor multiplica todo lo que
piensas. Ámalo y hónralo con tu mente y corazón.
Lucas 10:27 nos habla sobre el amor: Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas,
y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
Ama a Dios con lo que eres y con todo lo que tienes. Es igual en un matrimonio.
Una persona se me acercó y me dijo que a una mujer no se le daba ni todo
el amor ni todo el dinero, pero yo le respondí que estaba equivocado porque
ninguna mujer es feliz si le falta una de esas dos cosas. Nuestra relación con
Dios es similar, hay que amarlo con todo, sin reservas.
Además, no puedes decir que amas al Señor sino amas al prójimo y a ti mismo. Es
imposible amar al creador y no a sus criaturas, empezando por ti, que eres Su
hijo. Nadie puede amar a alguien si no se ama a sí mismo. Por ejemplo, tú no le
crees a una persona pesimista, derrotada y mal arreglada que dice amarte. Por
el contrario, sí le crees y agradeces el amor de alguien que se preocupa por su
apariencia y se esfuerza por superarse. Alguien que se ama es capaz de
ofrecer amor a otros. Quien no se aprecia, es mentira que apreciará a
otros porque no puede dar lo que no tiene.
Amar a Dios con nuestra mente
El amor se siente, se piensa y se puede controlar, aunque es difícil porque
dejarse llevar por los sentimientos es más cómodo. Sin embargo, sí podemos
escoger a quién amar. Siempre hablo del amor de los jóvenes porque son
quienes más se dejan dominar por sus emociones. Las jovencitas creen que
morirán si no se casan con el joven guapo que les gusta, aunque no tenga cómo
sacar adelante un hogar, y los jóvenes pueden llegar al borde del suicidio si
no son correspondidos por la niña bonita que no sabe ni cocer un calcetín.
Debemos ser inteligentes y escoger pareja con la cabeza, no sólo con el
corazón. Busca amor a Dios, honra y responsabilidad antes que nada. La mamá de
Sonia, mi esposa, nos exigía llegar siempre a las nueve de la noche cuando
éramos novios. Muchas veces no queríamos y era incómodo pero siempre respetamos
esa orden porque era la mejor forma de sustentar nuestra relación sobre bases
sólidas que luego nos ayudarían en el matrimonio. Yo no podía motivar la
desobediencia en Sonia, porque luego como su esposo, le pediría obediencia.
Ambos nos sujetamos a sus padres para demostrar que luego seríamos capaces de
sujetarnos en nuestra vida conyugal. Hay que amar con el corazón y con la
mente. Escucha consejos que van directo a tu cabeza y te ayudarán a decidir
mejor.
Romanos 8:28 recuerda: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Amar a Dios con nuestra mente se expresa de dos formas: primero, significa
tener pensamientos puros, honestos, honrados y decorosos. No puedes decir que
lo amas y ves con lascivia a cada jovencita que pasa frente a ti.
Segundo, significa pensar bien de Él, confiar en que todo obra a bien
porque le amamos y lo demostramos con nuestra vida de acuerdo a Sus
propósitos.
El versículo es muy claro y se refiere al amor que se origina en nuestros
pensamientos. Dice que “sabemos”, o sea que utilizamos la mente y pensamos que
todo obra a bien para los que aman al Señor. Entonces, si lo sabes, demuéstralo
siempre, cuando te va bien y cuando no, porque renegar frente a una dificultad
es desconfiar del Señor y hacerle saber que no lo amas ya que no piensas
bien de Él. Ama a Dios en medio de cualquier circunstancia. Algunas
mujeres comienzan a tratar mal a sus esposos cuando hay dificultades económicas
y lo cuestionan a pesar de que ha sido un hombre cumplido y fiel toda su vida.
Ese no es amor verdadero porque amar es confiar en todo momento. Si amas a Dios
con tu mente, siempre pensarás bien de Él y confiarás en Sus promesas.
Desconfiar es lo contrario de amarlo con nuestra mente.
Dios multiplica todo abundantemente:
Efesios 3:20 habla sobre el pensamiento de Dios: Y a Aquel que es poderoso
para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos, según el poder que actúa en nosotros.
El poder que actúa en nosotros es la fe y confianza que tenemos en el Señor.
Él es poderoso y hace todo “mucho más abundantemente” de lo que imaginas.
Tus pensamientos son la materia prima para Su obra; si no piensas, no tiene con
qué hacer todo lo maravilloso que tiene en mente. La obra se desata con un
pensamiento tuyo, bueno o malo, de ti depende. Si piensas que no eres capaz de
salir adelante, Dios toma ese pensamiento y lo multiplica abundantemente; si
piensas que eres capaz de lograr lo que te propones, Él también tomará ese
pensamiento y lo multiplicará más allá de cualquier expectativa.
Así que empieza a pensar todo lo bueno para que Él pueda hacer cosas
maravillosas a partir de lo que hay en tu cabeza. Nunca he visto que Dios saque
adelante a alguien que piensa mal de sí mismo. Tu confianza o
desconfianza se multiplican en las manos del Señor, por eso busca gente fiel y
con buenos pensamientos para hacer que todo lo bueno se propague. Ama a Dios
con tu pensamiento y verás mucho más en tu vida de lo que puedas
imaginar. No lo dudes, Él multiplica lo que piensas.
Renueva tu entendimiento:
Efesios 4:17-23 reprende: Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no
andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo
el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que
en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron
toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda
clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en
verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que
está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente.
Aprende a buscar las palabras claves en la Biblia. Este pasaje nos habla de
“entendimiento, ignorancia, aprendizaje y enseñanza”, todas son palabras
relacionadas con la mente y el pensamiento. Compréndelo, lo que piensas es la
base para lo que eres y haces. Renueva el espíritu de tu mente para lograr ser
una nueva persona, exitosa y capaz de lograr sus objetivos. En griego,
“espíritu de mente” es “neuma” que significa: aquello que genera influencia en
mi forma de pensar, sentir y decidir. Nota que el proceso para decidir inicia
con pensar y/o sentir. Significa que para decidir lo bueno, primero debes
pensarlo y sentirlo. Entonces, debes buscar buena influencia para tu mente,
porque de allí se origina todo lo que puedas sentir y lograr.
Todos somos influenciados por algo. Hay hombres influenciados por la corrupción
y otros por la honestidad. Hay esposos influenciados por el espíritu de
infidelidad y otros por el de la rectitud. Sólo en la Palabra de Dios
puedes encontrar la mejor influencia para alejarte de las tinieblas de la
ignorancia y desánimo y acercarte a la luz de una vida mejor. Solamente
amando al Señor con tu mente podrás liberarte de la influencia del espíritu del
fracaso. Acércate a Su Palabra y ponla en práctica para que ese
conocimiento te renueve y guíe hacia el éxito. Muchos tienen revelación pero no
cambian su conducta porque sólo tienen el conocimiento, pero no se dejan
influencia por él. Renueva el espíritu de tu mente.
Biblia al día dice en Efesios 4: 23: Renueven sus actitudes y pensamientos.
Si dejas que Él se apodere de tu mente, verás que también tu actitud cambiará.
Pensar y hacer lo bueno es realmente amar a Dios.
Preciosos pensamientos:
Salmo 139:17-18 nos da una gran revelación sobre los pensamientos: ¡Cuán
preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de
ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún
estoy contigo.
El salmista se maravilla porque los pensamientos de bien del Señor son incontables
y se multiplican. Ama a Dios con toda tu mente para poder sentir cómo Sus
pensamientos te inundan.
Debes proponerte siempre pensar bien, erradica los pensamientos de desconfianza
y fracaso. Es difícil porque nos han educado para ser desconfiados y creer
rápido lo malo. Si alguien te habla bien de otra persona, te cuesta
creerlo, pero si te hablan mal de esa misma persona, inmediatamente aceptas lo
que te dicen.
Dios multiplica tus buenos pensamientos. Si te paras frente a la puerta de la
universidad y crees que lograrás graduarte en el tiempo establecido, el Señor
toma esa convicción y la multiplica. Por el contrario, no importa cuánto cantes
y adores, Dios nunca saca adelante a alguien que piense mal de sí mismo.
Piensa que eres capaz de lograr lo que te propongas para hacerte digno
merecedor del éxito que el Señor anhela para ti.
Amar a Dios con tu mente es muy importante porque piensas todo el tiempo, desde
que te levantas hasta que te duermes. El tiempo que le adoras varía según tus
costumbres, pero el tiempo que piensas es constante e inevitable, así que ama
al Señor con todos los cantos de adoración y también con los pensamientos que
tienes a cada momento. Si le amamos con el pensamiento Él disfrutará más
nuestra adoración. Pídele que te ayude a pensar como Él, entrégale tu
mente, cuerpo y corazón para que te renueve, llenándote de confianza y buenos
pensamientos.
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