Introducción
Hasta ahora, Pablo había estado persiguiendo un
argumento. Aquí están los elementos centrales de dicho argumento:
- Toda la
gente (tanto pagana como religiosa) está justamente bajo el juicio de Dios
debido a una verdadera culpa moral (Capítulos 1 y 2).
- Dios
ofrece a todo el mundo el regalo de la justificación—ofrecido sólo por
gracia, y llevada a cabo sólo a través de la muerte de Cristo, y recibido
sólo por fe (capítulo 3).
- Esto no
es una innovación del Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento proveyó
imágenes y predicciones de la muerte de Cristo, y la gente fue justificada
por fe, y no por obras (capítulo 4).
Este es
el meollo del evangelio, y los cristianos debemos comprender este mensaje lo
suficientemente bien como para comunicarlo efectivamente a los demás.
Pero el
evangelio no es sólo una tesis que se argumenta; también es un precioso regalo
que nos cambia la vida para ser experimentado y disfrutado. Es por eso
que Pablo ahora se vuelca del argumento al regocijo. En este pasaje, él
se alegra de tres beneficios específicos de la justificación.
1. Paz con Dios
Leer
5:1. El primer gran beneficio es la paz con Dios. Del momento que
uno pone su fe en Cristo, la guerra entre tú y Dios está terminada para
siempre. Tu culpa moral delante de Dios, la cual creó una barrera de enemistad
entre tú y Dios y envió a Jesús a la cruz, es quitada de una vez por todas
cuando tú recibes su regalo de la justificación. Leer 5:9—Dios ha firmado
un tratado de paz con la sangre de su propio Hijo, y él nunca dejará de cumplir
su palabra (leer Colosenses 2:14).
Por lo
tanto, no necesitas nunca más preocuparte de que Dios te rechace, o te condene,
o que te sea hostil. ¡Qué maravilloso es saber esto! Cuando tú
recibes a Cristo, puedes suspirar un gran respiro de alivio y simplemente
agradecer a Dios que ya es un asunto del que no hay que preocuparse.
Pero
esta paz es más que meramente la ausencia de la enemistad. Es una
invitación de Dios para venir a su presencia y disfrutar una relación íntima
con él. La justificación tiene una dimensión legal propia, pero el propósito es
una reconciliación personal (leer 5:10,11). Si, Dios es un juez santo
cuya rectitud y justicia debe ser satisfecha. Pero él también es un Padre
amoroso que quiere tener una relación de amistad cercana y personal contigo.
Pablo
utiliza un hermoso cuadro para describir este beneficio en 5:2ª (leer).
El “acceso” es un término técnico que se refiere al protocolo real. Se refiere
a lo que la gente necesitaba en el mundo antiguo para poder acceder a la
presencia de un gobernador real. No podías simplemente entrar en la presencia
del rey. Si hacías esto, estarías invitando a la muerte. Debías
tener una introducción—una señal proveniente del rey que decía que él deseaba
verte.
La
historia de Ester en el Antiguo Testamento contiene una bella ilustración de
esta idea. Ester deseaba suplicar ante el Rey Asuero por la seguridad de
sus compatriotas judíos. Pero ella sabía lo que podía ocurrir si es que
ella iba directamente a su presencia sin tener una introducción previa (leer
Ester 4:11). Ester arriesgaba su vida al hacer esto, sin saber de
antemano si es que el Rey Asuero le daría una “introducción”.
Afortunadamente para ella, él le concedió el favor.
A esto
probablemente Pablo está aludiendo en Rom.5:2ª. Dios es un Rey mucho más
grande que Asuero, debido a que es perfecto y santo. La distancia entre
nosotros y él es mucho mayor, dado que somos pecadores y culpables. Él ya
nos ha advertido que entrar directamente en su presencia sin un acceso es
invitar a la muerte (Levíticos 10:1-3). Pero debido a lo que Jesucristo ha
hecho, cada uno de nosotros recibimos una invitación permanente para venir a su
presencia en cualquier momento y regodearse en su gracia.
Puedes
acercarte con confianza de que Dios te recibirá con mucho gusto, no debido a
que has sido bueno últimamente, sino porque Jesús es tu carta de invitación
(leer Hebreos 10:19-22).
¿Cuál sería la prueba de que realmente crees
esto? Que continúas acercándote a Dios incluso (y especialmente) cuando
te sientes que no lo mereces. La mayoría de nosotros no tenemos ningún
problema de acercarnos a la presencia de Dios cuando lo estamos siguiendo.
¿Pero que tal hacerlo después que has tenido un arranque de rabia al conducir
un auto, o una lujuria pornográfica, o te has emborrachado? Cuando esto
ocurre, ¿no sientes que al menos debieras dejar pasar un poco de tiempo entre
lo que hiciste y tu próxima conversación con Dios? ¿No es acaso más fácil creer
que Dios quiere algún tipo de penitencia que creer que él está igual de
encantado de hablar contigo que después de haber tenido un buen día? Si
es así, ¿no significa que estás basando tu aceptabilidad delante de Dios en tus
obras y en que te lo mereces? Nunca estamos calificados para entrar a la
presencia de Dios a través de nuestras buenas obras, pero siempre estamos
calificados para hacerlo a través de la obra terminada de Cristo.
“Si tú
crees y enseñas eso, gente dará por garantizado a Dios y pecarán
constantemente.” Ciertamente esta no ha sido mi experiencia, ni en mi
vida ni cuando he trabajado con otros. Si te relacionas con Dios basado en tu
propio valor, ya sea te pones honesto a cerca de tu pecado y entonces evitarás
a Dios más y más—o comienzas a mentirte a ti mismo acerca de cuán bueno eres y
te vuelves un hipócrita orgulloso. Pero cuando eliges acercarte a Dios por fe
en su gracia, te vuelves más honesto contigo mismo y con Dios y te vuelves más
motivado por su amor y con las fuerzas del Espíritu Santo para seguirlo a él.
2. Un Futuro Glorioso Garantizado
Si bien el primer beneficio es muy bueno, Pablo
suma otro. No sólo tenemos paz con Dios en el presente; sino que también
tenemos la garantía de un glorioso futuro con él (leer 5:2b).
“La
gloria de Dios” se refiere a la majestad y la grandiosidad de la presencia de
Dios. Inclusive en los momentos más íntimos con él en esta vida, experimentamos
sólo un pequeño fragmento de lo que ha de venir. Aquellos que
experimentan incluso su gloria reflejada al tener contacto con uno de sus
ángeles quedan completamente deshechos. Pero el día se acerca (cuando
Jesús regrese) en el cual experimentaremos la gloria de Dios a la
completa medida de lo que es posible. La Escritura habla de tres maneras
diferentes de experimentar la gloria de Dios.
- Veremos
a Dios en toda su gloria (Apoc.22:4,5)
- Seremos
transformados para reflejar su gloria (Col.3:4)
- Viviremos
en un mundo lleno con la gloria de Dios (Rom.8:21)
¿Por qué digo que tenemos garantía de esto?
Porque “esperanza” no significa un tierno deseo o una buena probabilidad.
Significa una confiada expectativa, una certeza. Este día ciertamente vendrá porque
el Dios que ha cumplido todas las promesas que hace en la Escritura, ha
prometido esto también. Y si tú recibes a Cristo, puedes estar seguro que
obtendrás esto porque Jesús pagó completamente tu entrada. Puedes cometer
muchos errores de aquí en adelante que te costarán algo de gozo y de frutos en
tu vida. ¡Pero nada cancelará tu admisión al gran espectáculo!
3. Sufrimiento Con Provecho
Aquí
tenemos un tercer gran beneficio (leer 5:3ª), la habilidad para regocijarse en
el medio de nuestros sufrimientos. Incluso si Pablo se detuviera aquí,
podríamos comprender cómo esto es cierto debido a los dos beneficios que ya nos
ha descrito.
El
acceso personal a Dios es una tremenda fuente de consuelo cuando tenemos
sufrimiento personal. El poder acercarse a Dios en tiempos de dificultad
y experimentar su paz guardando mi corazón y mente (Fil.4:6,7) es mejor de lo
que las palabras pueden describir.
El darse cuenta que un día todo este sufrimiento
terminará y será reemplazado con la perfección de la gloria de Dios tiene un
tremendo efecto de fortaleza.
Pero
Pablo quiere decir más que esto. La razón por la cual nos podemos
regocijar en medio de nuestras tribulaciones no es sólo el hecho que Dios nos
fortifique en el medio de éstas, o que él algún día las quitará, sino que él de
alguna manera hace que estos sufrimientos sean provechosos (leer 5:3-5).
Cuando uno recibe a Cristo, Dios no te saca de todos los sufrimientos de esta
vida. De hecho, él nos advierte que tendremos más sufrimiento en esta vida.
Pero él promete trabajar en nosotros a través de esos mismos sufrimientos para
moldearnos, fortalecernos y madurarnos. Él no provoca los sufrimientos, pero de
alguna manera él los personaliza para desarrollar nuestro carácter. Pablo
menciona tres resultados del carácter que Dios trae sólo a través del
sufrimiento.
Él
producirá perseverancia—literalmente, la habilidad para
“seguir dándole”. Ésta es la habilidad para permanecer a pesar del
dolor, sin desviarse del camino, cumpliendo con tu responsabilidad sin importar
el costo. Es lo que Tom Hanks tuvo en “Salvando al soldado Ryan” que fue
tan inspirador para mí que llegué a llorar las dos veces que lo vi. Esto
es el opuesto de ser blando, de estar sobrepasado por el sufrimiento al punto
de ceder, renunciar y adoptar el miserable objetivo de sólo evitar el dolor. Si
conoces a Cristo, Dios es como un ENTRENADOR QUE DA FUERZAS—vigilando cada
sufrimiento que viene a tu vida para desarrollar la perseverancia.
Él
producirá un carácter refinado. Esta es la palabra utilizada
para describir el oro después de haber sido derretido hasta que la escoria haya
sido separada por el fuego completamente. Esto es profundidad espiritual,
realidad espiritual que ocurre inevitablemente e impacta profundamente a la
gente para Cristo. Cuando ellos hablan de Cristo y de seguirlo, uno siente
que ellos no están recitando pláticas memorizadas—sino que ellos saben lo que
quieren decir. Tienen la habilidad para inspirarte para dar tu vida para
Cristo. ¿Sabes lo que he descubierto con respecto a esta gente? Ellos han
sufrido profundamente, y este sufrimiento ha producido profundidad y realidad.
Si estás comprometido con evitar el dolor como tu primera prioridad, no tendrás
realmente éxito, pero tendrás éxito en permanecer como una persona superficial.
Él
producirá esperanza. Esta “esperanza” es diferente de la
esperanza mencionada en 5:2. Se refiere a la confianza en la bondad de Dios y
en su fidelidad en esta vida. Es el opuesto a ser temeroso y ser
dubitativo y escéptico con respecto a si Dios realmente te cuidará. Este es uno
de los grandes beneficios de caminar con Dios a lo largo de los años. Uno
acumula su propio registro precioso de la fidelidad de Dios, y esto construye
una increíble confianza en que Dios vendrá y te permitirá manejar y
crecer cualquier situación que la vida te arroje.
Es por
esto que una de las cosas más increíbles que uno escucha decir a los cristianos
que caminan es que en realidad están contentos que Dios les permita sufrir de
ciertas maneras, porque el valor de los resultados sobrepasa lejos el dolor que
ellos han experimentado. Miremos una experiencia de la vida real de cómo Dios
hace esto.
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