La promesa de Dios para este
nuevo año es que tendrás paz en tu territorio y te saciará con lo mejor del
trigo. Además, promete que Su Palabra correrá rápidamente. Es decir que no solo
recibirás lo mejor sino que pondrá gente delante de ti a quienes bendecirás.
Así que debemos prepararnos para todo lo bueno que vendrá, porque una cosa es
que Él quiera dárnoslo y otra es que estemos listos para recibirlo. Si Dios te
da una pareja, ¿te estás preparando para amarle, respetarle y proveerle? Muchos
no reciben más bendición porque les falta preparación de carácter y de corazón.
Lo primero es dejar la pereza a
un lado, ya que abundancia de desgracia hay en casa del perezoso. Sabemos que
la pobreza no es buena ni deseable. A nadie le gusta pasar penas para proveer
en su familia o para realizar sus sueños. Por lo tanto, es necesario quitarnos
de la cabeza la idea de que prosperar no es bueno. Si consideramos que estar
económicamente bien no es necesario, ¿por qué envías a tu hijo al colegio? Si
es bueno ser pobre, pidamos al gobierno que baje el salario mínimo, pero no es
bueno, muchas cosas malas derivan de la pobreza: pleitos, robos, incluso
guerras, por lo que es necesario aprender a ser diligentes y superarnos
económicamente.
Todo se pierde por falta de buenas
decisiones. Dios nos ha dado los talentos para producir y prosperar, pero
debemos aprender a trabajar esforzadamente, de lo contrario, cometemos pecado,
somos como malvados al desperdiciar nuestros talentos y lo que era para
nosotros lo alcanzará otro hombre justo que sí sabe aprovechar.
También es determinante que
enseñemos a nuestros hijos. El Señor nos habla en Proverbios de una corrección
que se refiere a la educación económica porque la relaciona con el área
financiera.
La enseñanza es para todos,
hombres y mujeres, pero especialmente para las mujeres es importante ya que
ellas administran la economía del hogar y son las primeras maestras de los
hijos. Mujer, bendice tu hogar con buena administración, para que Dios pueda
proveerte lo que necesitas para edificar tu casa.
La Palabra nos insiste es que es
necesario apartarnos de la necedad y de la indisciplina que son malas y que
traen pobreza y vergüenza. Déjate aconsejar por el Señor, quien desea
enseñarnos sobre disciplina y buenos hábitos en todo sentido, incluyendo las
finanzas para alcanzar honra. Dile al Señor: “Apreciaré cada palabra de cada
enseñanza que me des, las voy a atesorar, reprenderé la vergüenza y la
pobreza”.
Pensar en la abundancia no es
malo, ¡es de personas diligentes! Es dar buen testimonio de nuestra fe, porque
la persona que no piensa las cosas, a quien le falta el buen juicio,
rápidamente se deja llevar por sus impulsos y malgasta sus bienes. Además, la
Palabra nos advierte de no andar buscando negocitos fundamentados en mentiras,
porque no solo es pecado, sino que conduce a la muerte. Como lo ves, pensar en
prosperar es un asunto serio, no es malo, es correcto. Mucha gente se mete en
problemas porque no ha sabido prosperar como Dios manda. Él quiere tu bienestar
en todo sentido, y que lo logres de la forma correcta. Por supuesto que el amor
al dinero es pecado y conduce a la destrucción, porque nuestra intensión debe
ser correcta, no tener para atesorar sino para compartir. Hay que corregir el
comportamiento económico, no codiciar o vivir solamente para hacer riquezas.
También debemos aprender a vivir felices con lo que tenemos, esforzarnos por
tener una mejor calidad de vida, pero no vivir de apariencias con tal de que
todos crean en un bienestar económico que es mentira. El esfuerzo y la verdad
deben prevalecer.
¡Planifica tus gastos! No compres
por ansiedad. En el hogar, junto a tu
pareja, pregúntense: ¿qué tendrán, cuánto tendrán, qué sucederá si no lo
logran? Vale la pena hacerlo para que el dinero no afecte su felicidad. Debes
tener una meta, no te dejes llevar por ofertas o impulsos, para luego vivir
frustrado, amargado y envidioso de lo que otros logran. Escucha las enseñanzas
del Señor y aprende a decir no cuando te pidan hacer algún gasto fuera de tus
posibilidades. Ser sincero no es vergüenza, al contrario, la pobreza y la
vergüenza te esperan si no te mides.
El sabio no desperdicia comprando
demás, y aprovecha al máximo lo que adquiere. Jesús, con todo Su poder, recogió
lo que sobró cuando multiplicó los panes para dar de comer a la multitud. Así
que aprende a sacarle el jugo a lo que tienes, eso te conducirá a una vida justa
y de abundancia. Un pastel muy sabro
Versículos de Referencia:
Salmo 147:14-15 dice: El da
en tu territorio la paz;?Te hará saciar con lo mejor del trigo. El envía su
palabra a la tierra;?Velozmente corre su palabra.
Eclesiastés 10:18 (TLA) En la
casa del perezoso?pasan muchas desgracias:?primero se cae el techo,?y después
toda la casa.
Proverbios 13:22-25 (TLA):
Las riquezas del hombre bueno?serán para sus nietos;?las riquezas del
pecador?serán la herencia de la gente honrada. En los campos de los pobres?hay
comida de sobra;?donde hay maldad, todo se pierde. Si amas a tu hijo, corrígelo;?si
no lo amas, no lo castigues. Los buenos comen hasta llenarse,?pero los malvados
se quedan con hambre.
Proverbios 14:1 indica: La
mujer sabia edifica su casa;?Mas la necia con sus manos la derriba.
Proverbios 13:18-19 enseña:
Si no aprecias la disciplina,?te esperan la pobreza y la deshonra;?si aceptas
que se te corrija,?recibirás grandes honores. ¡Cómo nos alegramos?cuando se
cumplen nuestros deseos!?¡Y cómo le cuesta trabajo al necio?apartarse del mal!
Proverbios 21:5-6 enseña: Los
pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;?Mas todo el que
se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza. Amontonar tesoros con
lengua mentirosa?Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
Proverbios 20:21 aconseja: Los
bienes que se adquieren de prisa al principio,?No serán al final bendecidos.
Proverbios 21:20-21 En
casa del sabio?hay riquezas y perfumes;?en casa del tonto?sólo hay
desperdicios. Busca la justicia y el amor,?y encontrarás vida,?justicia y riquezas.
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