La fe y la paciencia son las mejores aliadas para alcanzar las promesas del
Señor.
Todos conocemos el
famoso pasaje de la Biblia en el que Jesús, caminando sobre el agua, le dijo a
Pedro que fuera donde Él estaba. ¿Pedro tuvo fe? Claro que sí, porque comenzó a
caminar sobre el agua, pero luego tuvo miedo y dudó. A veces nos sucede lo
mismo, emprendemos algo con fe, aunque frente a las situaciones adversas,
dudamos y nos debilitamos. ¡A mí se ha sucedido! Por ejemplo, al casarme le
creí al Señor por un regalo de bodas que aún no ha llegado, sin embargo, sigo
creyendo. Cuando la promesa tarda en llegar, dudamos: “¿Será que debí pedir
eso?” Si la sanidad no llega pronto, nos preguntamos: “¿Será que Dios quiere
sanarme?” Frente a dichas situaciones, ¿cuál debe ser nuestra actitud?
Si recordamos a Abraham,
a quien consideramos padre de la fe, vemos que él creyó a pesar de todo, por
sobre su realidad que le gritaba que era imposible que tuviera un hijo. Esa es
la fe que debemos imitar, la que no se doblega, la que se combina con la paciencia
para heredar las promesas de Dios.
El Señor me ha mandado a
enseñar sobre la paciencia a mi generación y a los más jóvenes, porque el mundo
nos está educando para ser impacientes y ansiosos. Los avances tecnológicos
pareciera que nos motivan a desesperarnos frente a la posibilidad de tener fe y
ser pacientes. Ahora no se cree sin pruebas visibles y se busca
desesperadamente obtener de inmediato lo que se desea. ¡No sabemos esperar!
Todo lo instantáneo se valora por el espejismo de que nos ahorra tiempo, pero
no todo puede ser así. Las cosas que de verdad tienen valor requieren tiempo,
paciencia y esfuerzo. Aunque tengamos la posibilidad de comunicarnos
inmediatamente a través de un mensaje de texto enviado desde nuestro teléfono
celular, nada se compara con el placer de una buena y larga conversación cara a
cara. Aunque es posible cocinar una sopa en el microondas, no podemos igualarlo
a una cena preparada con tiempo y cariño. Ahora que es tan fácil comunicarnos
por mail, se valora mucho más el tiempo y el esfuerzo de una carta escrita a
mano. Sin embargo, los jóvenes quieren velocidad, rapidez, se niegan a esperar.
Por eso, se escucha que piden a sus padres: “Cómprame el iPhone 6 porque el
iPhone 5 es muy lento”. Sin embargo, ¡la paciencia en la mejor aliada de la
fe!, como Robin es el mejor apoyo para Batman, y como Patricio lo es para
Bob Esponja. Si deseas alcanzar valiosas promesas de Dios, ármate de fe y de
paciencia, porque solamente de esa forma alcanzarás un buen final para lo que
anhelas.
¿Qué es paciencia?
Cuando la Biblia habla sobre Abraham, dice que esperó pacientemente, es decir
que esperar y ser paciente no es lo mismo, porque sería redundante, como decir
que subimos para arriba o salimos afuera. Así que al buscar el significado de
paciencia, vemos que significa ser perseverante en medio del sufrimiento, por
lo tanto, la paciencia está relacionada con algo largo y sufrido. Esperar
es algo cotidiano, esperamos en el tráfico y al hacer cola en un banco, pero
ser paciente es enfrentar esa espera incómoda con buena actitud, porque hay
sufrimiento, ansiedad de por medio. Al esperar el cumplimiento de una promesa
que no llega, hay que ejercer la paciencia para no caer en el desánimo.
¿Comprendes la diferencia? Es posible esperar con paciencia o con impaciencia.
Si has hecho deporte,
sabes que en el proceso de preparación para una competencia hay momentos
sufridos e incómodos que se deben superar con paciencia, enfocados en el
galardón que esperamos obtener. Una prima practica gimnasia olímpica, y su
mayor deseo es representar a Guatemala. Durante sus largas horas de
entrenamiento se lastima las manos, pero ahí la ves aplicándose ungüento para sanar.
Claro que es doloroso, sin embargo, lo afronta con paciencia porque tiene muy
claro su objetivo. Si estamos dispuestos a pasar por esos sacrificios por una
recompensa mundana, ¿cuánto más no debemos estar dispuestos a esperar con
paciencia y enfrentar sufrimiento por alcanzar una promesa de nuestro Padre
Celestial? ¿Cuánto estás dispuesto a esperar porque tu familia se acerque al
Señor? Si estás creyendo por esa promesa, en medio de esos malos comentarios
que a veces te hacen, no pierdas la paciencia, persevera; si Dios lo prometió,
seguramente lo dará.
Para ver la obra
completa, para ser íntegros y que no nos falte cosa alguna, es necesario tener
fe y paciencia. Eso dice la Palabra y así debe ser. Si ya tienes clara tu meta,
no tires la toalla cuando la situación ser ponga difícil, sigue creyendo porque
la paciencia es necesaria para que la fe alcance su propósito. Dios no es
hombre para mentir; Él escucha nuestra oración y nos saca del pozo de la
desesperación si le demostramos nuestra fe y esperamos el cumplimiento de Sus
promesas con paciencia. Recuerda que Él también nos ha tenido suficiente
paciencia porque nos ama, por eso nos da ejemplo y nos perdona, a pesar de que
podría dar rienda suelta a Su enojo.
Dios sabe que hay muchas
personas pasando momentos de desesperación, de fatiga y de dolor, por eso me ha
pedido que te diga: “Yo te sacaré de allí, te lo prometo”. El mismo Dios que
cumplió Su promesa a Abraham, que sacó al pueblo de la esclavitud y que asistió
al rey David, es quien te promete auxilio, así que ten paciencia y confía en Su
Palabra. Si le has pedido por tu familia, por la prosperidad de tu casa,
por la tierra que deseas poseer, ¡ten paciencia en medio del sufrimiento porque
tu promesa vendrá! Dile al Señor con confianza: “Señor Jesús, te abro las
puertas de mi corazón y te entrego mi vida. Gracias por salvarme y por darme
promesas de bien. Creo en ti y esperaré pacientemente Tu manifestación gloriosa
en mi vida”.
Versículos de
Referencia:
Mateo 14:27-31 dice: Pero
en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti
sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre
las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y
comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! Al momento Jesús,
extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué
dudaste?
Hebreos 6:12-13 enseña: A
fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y
la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a
Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo.
Eclesiastés 7:8 TLA
comparte: Más vale un buen final que un buen
principio. El que tiene paciencia llega a la meta; el orgulloso habla mucho,
pero no logra nada.
Santiago 1:3-4 comparte: Sabiendo
que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Salmo 40:1-3 recuerda: Pacientemente
esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó
mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán
esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.
Salmo 75:8 TLA advierte: Dios
está muy enojado y está listo para castigar. Cuando pierda la paciencia, dará
rienda suelta a su enojo y todos los malvados de la tierra
Tendrán su merecido.